En el relato del Evangelio, Jesús pronunció siete frases antes de entregarse en la cruz. Estas “siete palabras” no fueron sólo despedidas, sino un testamento lleno de profundidad y significado. En cada una se encierra un valor esencial para la vida cristiana y para la humanidad entera.
LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ
Estas siete palabras siguen vigentes hasta el día de su regreso.
- “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). EL PERDÓN.
Lo más difícil es perdonar. Cuando hay dolor y la dignidad es violentada, gritamos pidiendo «justicia», buscando «reparación», exigiendo «venganza»… pero, ¿perdón?
Hay tantas personas que no saben lo que hacen. Asesinos, ladrones, suicidas, ateos, filósofos, adictos, etc. Personas que se creen sabias, pero que se hicieron necias. A estos, Dios sigue brindando perdón hoy.
- “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43). PROMESA
Lo dijo a la persona menos pensada. Esta promesa muchos necesitan escuchar hoy. Muchos parten de este mundo sin disfrutar de esta promesa. Por algo Jesús ordenó a sus discípulos, “id y predicad el evangelio a toda criatura”. Él no quiere que ninguno se pierda, sino que todos lleguen al conocimiento de Dios. El ser humano necesita conocer a Dios, para disfrutar de esta promesa.
- “He aquí a tu Hijo: he ahí a tu madre.” (Jn 19,26). DEBER SOCIAL
- Jesús entregó el cuidado de su madre al discípulo amado, cumpliendo este deber.
- No olvidó ningún detalle, no abandonó a María, en ese momento viuda y doliente.
- Asimilemos esto, ayudando a otros a afrontar los momentos difíciles.
- “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46). SOLEDAD
Nunca entenderemos ese momento de soledad que pasó Jesús, por culpa nuestra.
Si hemos pasado por noches oscuras. Momentos de depresión, de inseguridad, de absoluta incertidumbre… Esos momentos en que cada decisión te ha llevado por un sendero difícil. Esos tiempos en que, la soledad, el fracaso y la miseria te agobian, y “no sentimos” a Dios, pero seguimos adelante. Ni sumando todo esto, entenderemos ese episodio de soledad de Jesús.
- “Tengo Sed” (Juan 19,28). LA SED.
Tengo sed, gritó Jesús, como aquel hombre que clama por justicia. “Pan”, pide el niño con el estómago vacío. Paz, exclama el testigo de violencia. Amor, pide esa madre abandonada. Casa, sueña el mendigo que duerme en la calle. Trabajo, suspira una joven que se siente fracasar. Jesús sintió todo esto y más.
- “Consumado es.” (Jn 19,30). COMPROMISO. GRITO DE VICTORIA
Este no es un grito desesperanza de Jesús, sino de victoria. Jesús no descanso hasta ver el cumplimiento de las Sagradas Escrituras en él y el compromiso de pagar hasta el último cuadrante de nuestra deuda para quitarnos de la cárcel del pecado. Se cumplieron todas las profecías para que nosotros disfrutemos de salvación.
De hecho, en Lucas 4: 18, declaró que su misión consistía en proclamar «libertad a los cautivos», y en aquella tarde de viernes en el Calvario, su clamor por la libertad del ser humano resonó mucho más fuerte que cualquier Grito de Libertad o independencia en el mundo: «¡Consumado es!», exclamó desde la cruz, y con su sangre y su muerte adquirió nuestra libertad.
Gracias a ese sacrificio, hoy somos verdaderamente libres, libres para amar, para formar un hogar, y seguir escribiendo bellas paginas de historia de nuestro país.
- “En tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lc 23,46). CONFIANZA.
Jesús demuestra confianza, depositándose en las manos del Padre en ese momento más difícil. Teniendo la muerte a la puerta. Sabiendo que no terminaba todo ahí. Así como usted y yo debemos hacer ante los mas terribles desafíos, incluso la muerte.
Que preciosas y profundas palabras que nunca perderán vigencia. Que siguen abriendo la puerta del cielo a quienes se acercan a él. Dios los bendiga.
Dejá tu comentario