La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948 para fortalecer su identidad necesitaba una definición sobre lo que significa salud, y lo hace de la siguiente manera: “La salud es un estado de bienestar físico, mental,y social y no solamente la ausencia de enfermedad”. Para 1984 la Organización Mundial de la Salud (OMS) en una nueva evaluación del concepto de salud; reconoce que la salud es dinámica y decide cambiar la palabra, estado, por un concepto más amplio definiendo la salud como: “Un proceso o fuerza dinámica”.
En 1986 en la carta de OTTAWA se reafirma ese nuevo concepto de que la salud es un proceso y no un estado; porque si hablamos de proceso ,la medicina tiene varias etapas en el cuidado de la salud, en donde lo ideal sería iniciar con la educación sobre la salud, después, promoción, prevención, tratamiento, recuperación, rehabilitación, cuidados paliativos y reinserción a la sociedad.
A través de los años tanto las investigaciones observacionales como clínicas, han demostrado que hay algo más que el sólo bienestar físico, mental y social; el tema espiritual. Desde siempre al correr de los siglos sin bandera religiosa, el ser humano siempre ha procurado pedir ayuda a un ser superior en todos los momentos difíciles y más aún durante una enfermedad; alrededor del mundo observamos a la gente rezando u orando en pedido de auxilio a su dios o su Dios rogando por la sanidad. En la práctica diaria de la medicina, hemos observado muchísimas veces como la oración ayuda a mejorar tanto en el bienestar físico como emocional (mente) de muchas personas.
Hoy muchos médicos reconocen que la oración tiene poder para completar el tratamiento de una sanidad integral, inclusive se habla no solo de una enfermedad psicosomática ya conocida y aceptada como diagnóstico médico ,sino que se agrega también en algunos casos un nuevo diagnóstico psicosoma espiritual. Sin duda hay una realidad tangible y es ya sea el paciente o familiares, las personas están rezando u orando siempre en busca de ayuda divina para su sanación y ahora más que nunca, pues, definitivamente la pandemia ha sensibilizado espiritualmente a toda la humanidad.
Actualmente viendo nuestro entorno, en donde inesperadamente podemos ver partir a la eternidad a tantas personas a nuestro alrededor, sin saber cuando puede ser mi turno, es mejor estar preparados espiritualmente para el encuentro con nuestro Creador, a través del reconocimiento de nuestros pecados, aceptando al Señor Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal, sintiendo la seguridad de la Salvación en la vida eterna.
Si algún lector critica mi sugerencia sobre la importancia de su relación con Cristo, NO me disgusta pero quisiera recordarle que hoy ,en vida , le es dada, la oferta de Cristo y será abierta de nuevo en el día del Juicio Final, piénsalo que después puede ser demasiado tarde.
Por el Dr. Mario Carlos González P.
Registro Profesional 1668.
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