Los Juegos Olímpicos de París 2024 se han visto envueltos en una polémica significativa tras la ceremonia de apertura, en la que una parodia de «La Última Cena» de Leonardo da Vinci, interpretada por drag queens, fue ampliamente criticada.
La recreación, considerada por muchos como una blasfemia y burla al cristianismo, generó indignación entre figuras públicas y líderes religiosos como el evangelista Franklin Graham. La reacción fue rápida y contundente, con llamados a la disculpa por parte de los organizadores del evento.
En este contexto, algunos atletas han aprovechado su momento de visibilidad para compartir mensajes de fe y valores. La patinadora brasileña Jhulia Rayssa Mendes Leal, conocida como Rayssa Leal, es un ejemplo notable.
Originaria de Imperatriz, municipio de Maranhão, Rayssa, se destacó previamente en Tokio 2020 con una medalla de plata y es también medallista de oro en los X Games. En París, tras ganar la medalla de bronce, Rayssa utilizó el lenguaje de señas para transmitir un mensaje claro y poderoso: «Jesús es el camino, la verdad y la vida».
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