La importancia de una transición gradual
Las vacaciones modificaron por completo las rutinas de los estudiantes, quienes se acostumbraron a horarios más flexibles para dormir, comer y realizar actividades recreativas. Según el Dr. Núñez, un cambio abrupto en estos hábitos puede afectar el estado de ánimo y el rendimiento escolar, por lo que recomienda hacer ajustes graduales antes del primer día de clases.
Entre las principales sugerencias destacan: reducir el tiempo frente a pantallas, dormir más temprano, organizar los horarios de alimentación y fomentar una disciplina progresiva para evitar el impacto del retorno a la rutina. Además, es fundamental realizar un chequeo médico y prestar atención a la salud mental de los niños, observando cualquier signo de estrés o ansiedad.
Organización y bienestar para un mejor rendimiento
Para que el regreso a clases sea más llevadero, el especialista recomienda a los padres asegurarse de que los uniformes y útiles estén listos con anticipación. Asimismo, sugiere garantizar que los estudiantes tengan tiempo suficiente para desayunar o almorzar adecuadamente antes de asistir a la escuela, promoviendo así una alimentación balanceada.
Otro aspecto clave es la hidratación, especialmente en las primeras semanas de clases, cuando las altas temperaturas pueden afectar el desempeño y la concentración de los niños.
Diálogo y acompañamiento, claves para un buen inicio
El regreso a clases no solo implica una adaptación para los niños, sino también para los padres, quienes deben organizar su tiempo y brindar apoyo emocional a sus hijos. Dialogar con ellos sobre sus expectativas y preocupaciones contribuirá a que el proceso sea más llevadero y positivo.
Con hábitos saludables, planificación y un acompañamiento adecuado, el inicio del año escolar puede convertirse en una experiencia organizada y motivadora para toda la familia.
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