Ayer martes una gran cantidad de personas se congregaron en las calles de Asunción para reivindicar sus derechos. Bajo el lema “Unidas y movilizadas” se convocó a un gran número de personas en Asunción en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, más conocido como el #8M. La convocatoria inicio desde las 17:00 horas en la Plaza Uruguaya desde donde marcharon hasta la Plaza de la Democracia, en el lugar se llevó a cabo la lectura del manifiesto seguido de un festival artístico.
Sin lugar a dudas, varios de los reclamos son correctos, en especial cuando se habla de violencia contra la mujer, la discriminación laboral, las desigualdades salariales, o el acoso entre otros temas que conciernen a la lucha femenina y donde el gobierno debe tomar las medidas necesarias.
No obstante, la preocupación principal radica en la introducción de otras agendas que buscan promover antivalores que nada tienen que ver con la causa original del movimiento, entre las que se citan:
“Queremos que el trabajo de las mujeres y las mujeres trans en todos los ámbitos sea reconocido, que se nos dé voz. Queremos espacios para poder acceder a nuestros derechos, que se nos reconozcan nuestros nombres e identidades de género”; “Exigimos educación integral de la sexualidad”.
Es más, incluso días previos a la marcha grupos de izquierda habían anunciado públicamente que se adherían a la movilización de mujeres en Asunción, pero buscando instalar apoyo a la derogación de la ley que criminaliza las invasiones a la propiedad privada y otros reclamos que nada tienen que ver con el Día Internacional de la Mujer.
Lastimosamente este tipo de injerencias de temas como el aborto legal y la promoción de la ideología de género LGBT terminan nublando un movimiento y una causa justa.
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