El 31 de octubre, en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino, se realizó por primera vez un encuentro oficial de oración, en el marco del Día de las Iglesias Evangélicas. Fue un gesto deliberado de Milei para enviar señales claras de atención hacia el sector religioso que ha cobrado creciente peso.
Por primera vez en la historia, pastores representantes de miles de iglesias estuvieron en la sede del Ejecutivo argentino para orar por la Nación, elevando peticiones por la economía, la justicia, la educación, la lucha contra el narcotráfico, las iglesias y las autoridades.
El acto es un cambio en la tradición de los encuentros públicos en la casa de Gobierno, al abrir las puertas a una corriente distinta a la tradicional.
Con esa apertura, el gobierno argentino busca alinearse con un segmento de la población que demanda reconocimiento institucional, lo cual podría traducirse en alianzas pragmáticas de cara al futuro político.
El gesto potencia una presencia evangélica más visible en el país vecino. Para algunos observadores, se trata de una estrategia para impulsar legitimidad y para otros, un paso hacia una sociedad donde los vínculos entre fe y poder vuelven a reconfigurarse.













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