En una clarificación teológica de profundo calado, el Vaticano ha puesto fin definitivo a décadas (siglos quizás) de debate sobre el papel de la Virgen María en la salvación. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe concluyó este martes que la madre de Jesús no puede ser considerada “corredentora” y, por tanto, no se proclamará un nuevo dogma mariano.
La decisión, presentada en el documento ‘Mater Populi Fidelis’ por el prefecto del dicasterio, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, reafirma una verdad fundamental del cristianismo: Jesucristo es el único y exclusivo redentor de la humanidad. El texto aborda la larga disputa entre teólogos, zanjando que la potestad de salvar a la humanidad del pecado no puede ser compartida.
El documento es taxativo al señalar por qué el título mariano de «corredentora», defendido con fervor por sectores ultraconservadores y en su día utilizado incluso por “santos” como el padre Pío o la madre Teresa, resulta problemático.
«Teniendo en cuenta la necesidad de explicar el papel subordinado de María a Cristo en la obra de la Redención, es siempre inoportuno el uso del título de corredentora», explica el texto. La razón principal es que dicho título «corre el riesgo de oscurecer la única mediación salvífica de Cristo y, por tanto, puede generar confusión y un desequilibrio en la armonía de verdades de la fe cristiana».
Doctrina de la Fe también desmonta otros títulos asociados que han sido objeto de debate. «En sentido estricto», aclara el documento, «no podemos hablar de otra mediación en la gracia que no sea la del Hijo de Dios encarnado». Por consiguiente, tampoco se puede definir a María «como mediadora» en el acto de la salvación.
Entonces, ¿cuál es el papel de María según la Santa Sede? El documento la define como «dispositiva». Es decir, María no concede la gracia. Más bien, con su «protección maternal», ayuda a los fieles «a disponernos a la vida de la gracia que solamente el Señor puede infundir en nosotros». Esta clarificación frena en seco la campaña «Vox Populi Mariae Mediatrici», que desde los años 90 había recogido 8 millones de firmas de fieles y el apoyo de 570 obispos, pidiendo a Roma la proclamación de un quinto dogma mariano.
Aunque una comisión en 1996 ya había expresado su negativa, y el Papa Francisco había desestimado la idea en 2019 como «tonterías», este documento del antiguo Santo Oficio cierra la puerta doctrinal de manera formal, reafirmando la absoluta centralidad de Jesucristo como el único salvador del mundo.













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