A través de un mensaje público, el presidente de la Alianza Evangélica Latina (AEL), reverendo Juan Cruz Cellammare, felicitó de manera respetuosa a la Iglesia Católica por la designación de su nuevo líder, Robert Prevost, y reflexionó sobre el posible significado de su perfil espiritual y teológico.
“No tengo mayores referencias acerca de Robert Prevost, quien es desde ayer el nuevo papa. Lo que sí sé es que pertenece a la Orden de San Agustín. Lo cual resulta alentador, considerando que Agustín de Hipona ha sido una figura clave en la historia de la fe cristiana”, señaló Cellammare.
En su mensaje, subrayó la importancia del legado de Agustín de Hipona como un referente para el cristianismo en general: “Fue un hombre profundamente dedicado a su relación con Dios y dejó una herencia teológica invaluable, especialmente en su comprensión de la gracia divina, que siglos después inspiraría a reformadores como Martín Lutero en su búsqueda por redescubrir las verdades del Evangelio”.
“Si el nuevo papa mantiene una visión que honra la centralidad de la gracia, quizá podamos dialogar con mayor claridad en esos puntos esenciales”, afirmó, al tiempo que observó: “Ya por la elección de su nombre papal al que algunos asocian con la tradición de los papas llamados León, en especial León XIII, conocido por su búsqueda de justicia social, el cuidado al desvalido y la mirada puesta en las personas”.
Desde su rol como presidente de la AEL, Cellammare reafirmó su compromiso con la unidad del Cuerpo de Cristo dentro del mundo protestante y evangélico. “Observo atentamente los hechos que se desarrollan, reafirmando mi llamado de parte de Dios a trabajar por la unidad del Cuerpo de Cristo entre mis hermanos evangélicos y protestantes. No participo del ecumenismo institucional, pero sí abogo por relaciones cordiales y pacíficas con quienes no comparten nuestra fe, con la esperanza de poder anunciarles el mensaje del Cristo resucitado”.
Agregó que la Alianza Evangélica Latina promueve el diálogo interreligioso responsable: “Entre nuestras alianzas nacionales de iglesias evangélicas existe la construcción de un diálogo ameno y responsable con líderes de diferentes confesiones de fe. Razón por la cual, desde la Alianza Evangélica Latina sostenemos espacios de diálogo y colaboración con representantes de otros credos en temas que comprometen la dignidad humana y el bien común, tales como la migración, la crisis climática, la defensa de la vida en todas sus etapas y la búsqueda de la paz entre pueblos y naciones”.
“En esas causas, sin renunciar a nuestra identidad ni a nuestro testimonio, creemos que se puede trabajar juntos por el bien de la sociedad”, concluyó, citando una conocida frase atribuida a Agustín de Hipona:
“En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad”.
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