Faltan pocos días para las elecciones generales en España, pero en las calles pobladas de palmeras del centro de la sureña ciudad de Málaga, entregada a la Semana Santa, escasean los carteles de campaña.
Las autoridades malagueñas, como otras en todo el país, han prohibido los anuncios electorales en el recorrido de los cientos de procesiones de Pascua donde se ven penitentes con capuchas cónicas en Semana Santa.
Es la primera vez en la historia moderna que la campaña de las elecciones generales coincide con este periodo, complicando la conexión de los candidatos con sus electores.
Jueves y viernes son festivos en casi todo el país y muchos lo aprovechan para tomarse la semana entera para visitar a la familia o ir de viaje. La autoridad de tráfico DGT estima que 15,5 millones de personas harán viajes largos en coche durante esta semana.
Los partidos acordaron no celebrar mitines durante las procesiones y concentrar sus actos más potentes para la recta final de la campaña.
El jefe de gobierno socialista Pedro Sánchez aprovechó estos días para visitar regiones que viven la Semana Santa con menos fervor como Cataluña o el País Vasco.
Pero el principal partido opositor, el Partido Popular (PP), lo acusó de faltar el respeto a la tradición católica al colocar las elecciones en estas fechas y varios de sus líderes han acudido a las procesiones.
«Vamos a cumplir con nuestras tradiciones y celebrar la Semana Santa como se merece», dijo el secretario general del PP, Teodoro García Egea, antes del lanzamiento de la campaña el 12 de abril, coincidiendo con el de la Pascua.
– «Oportunismo» –
Su presencia en estas fiestas no siempre fue bienvenida.El líder del PP Pablo Casado fue criticado al unirse como penitente a una procesión el sábado en la ciudad de Ávila (centro).
Algunos lugareños lo acusaron de «postureo» en Twitter después de que se publicaran fotos suyas antes de participar en la procesión con la capucha cónica morada alrededor del cuello y no cubriendo su rostro.
Miles de personas se alineaban en las calles de la ciudad andaluza el jueves por la noche para ver el paso de los legionarios con sus gorras con borla y sus uniformes verdes con el cuello abierto cargando un crucifijo de 180 kilos. El desfile, que duró siete horas, es uno de los 42 organizados en Málaga esta semana.
Alrededor de 61.500 personas participarán en estas procesiones que suelen atraer a 400.000 espectadores. Y los periódicos locales les dedican más páginas a estas festividades que al debate electoral.
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