Al igual que la carrera armamentista, las guerras ideológicas también generan grandes pérdidas a la sociedad y detrás de estas existen activistas y políticos ganando espacio e influencia. La estrategia es sencilla y práctica, divídelos y vencerás.
Polarizar a la sociedad es el camino para lograr obtener control sobre ella. Utilizar el miedo, la ira y el resentimiento para luego apuntar hacia el bando que según tu discurso es el culpable por todas tus desgracias.
Los ideólogos hablan de solucionar el “problema” pero sus intensiones son todo lo contrario. Así como sin las guerras no se venderían armas, sin estos supuestos problemas ellos se quedarían sin influencia. Entonces la idea es llenar a la sociedad con un mensaje polarizador de manera a que las personas solo vean en blanco y negro. Si algo va mal en tu vida debe ser culpa del “patriarcado”.
En Broadly, la sección para mujeres de la web Vice incluía hace poco un artículo titulado Un nuevo estudio confirma que los hombres son repulsivos, acompañado de una entrada en su página de Facebook que decía: “¿Eres un hombre? Seguramente eres repulsivo”. Por otra parte, en el artículo “La violencia y el maltrato en las relaciones sexo-afectivas entre mujeres lesbianas, bisexuales o pansexuales” de Pikara Magazine se plantean la pregunta de si es posible que entre lesbianas exista el maltrato, a lo que el artículo responde: La violencia entre lesbianas es una reproducción de la violencia heteropatriarcal y estructural.
Lejos de asumir lo evidente (que somos seres humanos por encima de nuestro género) sencillamente el problema se lo achacan al “heteropatriarcado”.
El periódico El Pais de España tituló dos casos muy parecidos de suicidio-filicidio de maneras muy diferentes. En uno de los casos la filicida fue la madre y en el otro el padre. En el primer caso lo titularon “Muere mujer en Murcia tras tirarse de un sexto piso con su hijo en brazos” y en el segundo “Un padre mata a su bebé al tirarse con ella por una ventana del hospital de La Paz”. ¿Notan la diferencia? Esa es una estrategia de polarización.
Constantemente nos vemos bombardeados con este tipo de mensajes creando una suerte de lucha de sexos lo cual no soluciona en absoluto el problema sino todo lo contrario.
A los efectos de obtener el control, es necesario crear una narrativa que conecte con el publico objetivo, básicamente crear una cámara de eco en la cual solo escuchen lo que confirme su punto de vista. Lo triste es que estas personas resentidas (con justa causa o no) son tan solo alfiles en una guerra que nunca ganarán porque el objetivo nunca fue eso sino alargar la contienda lo mas posible. Para la creación y diseminación de esta narrativa se necesitan personas de influencia que utilicen su poder sobre las masas a modo que nadie cuestione la información que están recibiendo.
El 21 de junio del 2012, en una propaganda electoral el entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dijo lo siguiente: «A las mujeres se les paga 77 centavos de dólar por hacer el mismo trabajo que los hombres”. Esta declaración fue tomada como verdad absoluta por la mayoría de los medios de prensa y hasta hoy sigue circulando, pero en realidad estas afirmaciones no tienen ningún fundamento estadístico y fue desmentido por varios fact checkers.
Cuándo un reportero del Boston Phoenix le pidió a la feminista radical Susan Brownmiller evidencia para sus declaraciones ella respondió las estadísticas vendrán, nosotras proveemos la ideología, son otras personas las que traerán las estadísticas.
Es así como una narrativa se vuelve verdad absoluta al ser transmitido por una persona de influencia y repetida por una masa que lo deseaba escuchar. Y el problema con las masas ideologizadas es que históricamente tienden a volverse autoritarias, fascistas y por ende obstaculizan toda posibilidad al dialogo, es el “ellos contra nosotros”.
El feminismo contemporáneo no busca reivindicar a las mujeres en sí, sino mas bien a aquellas que coincidan con su pensamiento. La cultura de la cancelación está mas fuerte que nunca, callando a voces disidentes (incluyendo a mujeres) que cuestionen sus fundamentos y métodos. Silenciar voces nunca fue la solución en ninguna sociedad, es necesario el diálogo.
Abrirse a un debate con personas que piensan distinto a nosotros, que son diferentes a nosotros es la manera mas práctica de enriquecer nuestro criterio. Todo conocimiento es provisorio, contrastar ideas objetivamente en busca de la verdad nos llevará a la resolución de los problemas y al crecimiento como sociedad.
Actualmente es común ver escraches en las redes sociales donde las personas en cuestión son consideradas culpables sin ningún tipo de análisis previo y sabemos que estadísticamente es imposible que todos los que escrachan digan la verdad.
“Yo siempre voy a creer a la mujer, porque prefiero equivocarme antes que desamparar a una hermana”; esta es una frase que a menudo leemos en las redes sociales pero si lo analizamos a profundidad nos daremos cuenta de que es fruto del lavado de cerebro ideológico pues creer a la mujer solo por ser mujer no es más que otra cosa que reemplazar el mito de “las mujeres siempre mienten” por el mito de “las mujeres siempre dicen la verdad”.
Las mujeres también mienten, pero no lo hacen por ser mujeres sino por ser humanos, como cualquiera. Pero si vamos a creer a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres estaríamos atacando al eje central del feminismo, la igualdad.
Son este tipo de incoherencias las que deberían ser eliminadas a modo de poder debatir el problema con la profundidad que se merece. La violencia es un hecho, pero debemos abordar todos los factores que influyen en ella y no solamente crear falacias sexistas. No enfrentar el problema de base solo lo incrementa.
Las cifras mundiales demuestran que todos estos años de movimientos feministas no han logrado solucionar el problema de la violencia, eso debería ser un indicador importante para las mujeres militantes.
No se puede hacer siempre lo mismo esperando resultados diferentes. Uno debe evaluar los resultados y ajustar la estrategia, es lo coherente.
Hoy es una afrenta decir que existen diferencias entre hombres y mujeres, lo cual por cierto, no implica superioridad de ninguna de las partes. El hecho de que alguien señale que algo existe y es cierto no significa que sea una justificación.
La gran mayoría de albañiles son hombres, y la gran mayoría de enfermeras son mujeres, incluso en países escandinavos o Países Bajos, que han sido los que más lejos han ido en promover la igualdad de género. ¿Qué proponemos hacer exactamente respecto a eso? ¿Usar la fuerza? ¿Qué un 50% de albañiles sean mujeres y un 50% de enfermeras hombres? Exactamente, ¿Cómo vas a hacer eso? ¿Cuál es el plan social? ¿Socializar a los niños para que sean más como niñas? ¿Convertir nuestra sociedad en una sociedad de género neutral?
En primer lugar, no tenemos idea de las consecuencias de eso, no se ha probado nunca. Y en segundo lugar, no hay pruebas de que puedas hacerlo incluso aunque quisiéramos. ¿Cuál es el objetivo?
Cuando el afamado actor estadounidense Morgan Freeman fue cuestionado sobre cómo deshacerse del racismo el respondió sencillamente «Deje de hablar de eso”. «Yo voy a dejar de llamarlo hombre blanco y voy a pedirle que deje de llamarme ‘un hombre negro’. Yo lo conozco como Mike Wallace y usted me conoce como Morgan Freeman», añadió.
No se trata de negar el problema, sino mas bien evitar quedarse atascado en un enfoque que obviamente no aborda a cabalidad el problema, lo simplifica volviéndolo una caricatura.
No dejes que te manipulen, no permitas que te usen. Tarde o temprano terminarás dándote cuenta de que te alimentaron con mentiras, pero tal vez ya sea demasiado tarde.
El machismo existe pero debe ser abordado desde la realidad y no desde la ideología, no todos los hombres son machistas, no todas las mujeres dicen la verdad, al final del día todos somos humanos con los mismos defectos y virtudes.
Siempre que haya armas para vender habrán personas incitando guerras para encontrar allí su mercado, no te dejes engañar.
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