Con este tiempo de aislamiento forzado nos encontramos con nuevos desafíos y estilos de vida que no hubiéramos siquiera imaginado remotamente, empezamos a cuidar de nuestro cuerpo casi con la misma obsesión de un trastornado, ya que el temor a ese ser invisible (virus), que de pronto se apodero de todos medios de comunicación en primera plana, vino a ocupar en nuestra mente un lugar estelar.
Muchos de nosotros no sabemos escuchar cuando la mente colapsa y esta busca la manera de captar nuestra atención, empieza a llamar a la puerta, pidiendo desesperadamente ayuda, ¿cómo lo hace? Generando síntomas en el cuerpo que no pueden ser explicados por otras enfermedades.
El eje intestino cerebro y el sistema nervioso autónomo (que como su nombre lo indica decide por si mismo que hacer) se concatenan y comienzan a funcionar como un semáforo que prende a apaga en su amarillo intermitente.
Tenemos dificultades en el sueño (largas noches interminables con despertares constantes), dificultad para comer (sintiendo pesadez o malestar ante todo alimento ingerido), opresión en el pecho, que puede convertirse en ahogo o peor aún en una idea de muerte por probable infarto (que una y mil veces es descartado por los exámenes) pero que cada noche llama a la puerta, llevan a la persona a la sensación de que su cuerpo saldrá y terminará enloqueciendo.
Todo esto sumado a los numerosos y costosos estudios que dicen que todo funciona normal en el cuerpo, pero que no evalúan así a la mente que toca la puerta, solo la dejan allí tocando y esperando que alguien en algún momento pueda abrir. Si por fin alguien, con un poco de lucidez nos aconseja, es cuando vamos a buscar el tratamiento adecuado.
Especialista que abren la puerta, para que la mente hable (equipos de psicólogos y psiquiatras) que están allí escondidos en el anonimato vienen a pasarle la mano a esa mente que sufre y necesita alcanzar el equilibrio.
Por: Dra. Cynthia Oviedo – Psiquiatra
Si usted está pasando por algo similar y necesita ayuda puede contactar con el Centro Integral Vuelve a Sonar (CENIVAS), mediante llamadas al (0981) 120 – 028 sin ningún costo y recibir asesoramiento necesario para afrontar de la mejor manera las circunstancias que atraviesa.
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