En un ambiente de naturaleza, paz y comunión, REMAR Paraguay celebró recientemente un retiro espiritual bajo el lema «Ser Luz», en la granja ubicada en la ciudad de Juan E. O’Leary, departamento de Alto Paraná, un espacio cedido por la Secretaría Nacional de Administración de Bienes Incautados y Comisados (SENABICO).
Durante dos jornadas de intensa vivencia espiritual, los asistentes participaron de momentos de adoración, enseñanza, oración y recreación, con el propósito de fortalecer su fe y renovar su compromiso con una vida transformada. El evento contó con la presencia de líderes de REMAR Brasil, incluyendo al Pastor Paulo Andrade, Director de REMAR Brasil; su hijo, el Co-Pastor Daniel Piñho; y el Pastor William Monteiro, Director de REMAR São Paulo. Junto a ellos, el Pastor Pedro Pastora, Director de REMAR Paraguay, guió este encuentro con un mensaje central: “Dios nos ha llamado a ser luz”.
La música, los testimonios de transformación y la comunión entre hermanos en la fe marcaron el ritmo del retiro, que fue concebido como un espacio de restauración espiritual profunda. Más que un evento, «Ser Luz» se vivió como una experiencia vital para los participantes, muchos de los cuales regresaron a sus hogares con renovada esperanza y la convicción de llevar el mensaje de Cristo a quienes aún viven en oscuridad.
Desde su fundación en 1997, REMAR Paraguay ha trabajado por la transformación integral de personas en situación de vulnerabilidad, principalmente hombres con problemas de adicciones. Su enfoque trasciende la desintoxicación física: apuesta por una restauración espiritual, emocional y personal, convencidos de que solo a través de una relación verdadera con Dios es posible alcanzar una libertad duradera.
Los retiros espirituales como este representan un pilar en ese proceso de sanación integral. En ellos, los participantes no solo encuentran apoyo, sino también un propósito renovado y una comunidad que los acompaña en su camino de fe.
Con casi tres décadas de labor ininterrumpida, REMAR Paraguay continúa siendo un faro de esperanza para quienes buscan una segunda oportunidad, demostrando que, en Cristo, la transformación es posible.
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