El 29 de setiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, una fecha impulsada por la Federación Mundial del Corazón que busca generar conciencia sobre la magnitud de las enfermedades cardiovasculares y promover acciones que permitan salvar vidas.
Las cifras globales son alarmantes: más de 20,5 millones de personas fallecen cada año por problemas cardiacos y vasculares. Se trata de la principal causa de muerte en el planeta, y lo más preocupante es que hasta un 80 % de los decesos prematuros podrían prevenirse con controles médicos regulares y cambios de hábitos.
El impacto es más severo en países de ingresos bajos y medios, donde los sistemas de salud enfrentan mayores dificultades para garantizar acceso a la prevención, diagnóstico temprano y tratamiento oportuno.
Entre los factores de riesgo más frecuentes, los profesionales de la salud mencionan la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, las dietas poco saludables, el sedentarismo, el consumo nocivo de alcohol y el estrés. Todos ellos pueden desencadenar complicaciones graves si no se detectan a tiempo.
En este contexto, las sociedades científicas y organizaciones de salud hacen un llamado a la población a cuidar su corazón con pequeños cambios diarios: mantener una alimentación balanceada, realizar actividad física, controlar la presión arterial, evitar el tabaco y el exceso de alcohol, y acudir periódicamente al médico para chequeos preventivos.














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