El informe, cuya elaboración fue financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), revela que el consumo total de biomasa asciende a 6,2 millones de toneladas por año, siendo el sector industrial el principal consumidor, con el 57% del total. El 28,8% corresponde al uso residencial y el 14,2% a la producción de carbón vegetal.
En cuanto a su origen, el 53,6% de la biomasa utilizada proviene de bosques nativos, el 31,3% de plantaciones forestales y el 15% de biomasa no forestal, como residuos agrícolas o subproductos industriales. Entre los principales sectores consumidores figuran la producción de etanol, el secado de granos, la industria azucarera, las cerámicas y olerías, y la producción de cal viva, todos con fuerte dependencia de la biomasa como fuente energética.
LA LEÑA, AÚN PROTAGONISTA
El estudio confirma que la leña sigue siendo el energético más utilizado en Paraguay, sobre todo por su bajo costo frente a otras fuentes. No obstante, se observa una tendencia positiva hacia el uso de especies provenientes de plantaciones forestales, principalmente Eucaliptus spp. y sus clones, lo que reduce la presión sobre los bosques nativos y contribuye a mitigar la deforestación.
A pesar de este avance, el documento advierte sobre un déficit de sostenibilidad en la producción forestal con fines energéticos, lo que evidencia la necesidad de políticas más firmes en manejo responsable y certificación del recurso.

ESTRATEGIAS PARA UN FUTURO SOSTENIBLE
Ante la imposibilidad de sustituir la biomasa en el corto plazo, el Gobierno plantea dos líneas de acción: ampliar la base forestal energética mediante la reactivación del proyecto de plantaciones forestales energéticas (elaborado en 2017 con apoyo de la CAF y el Fondo Verde para el Clima), y avanzar en regímenes de certificación y control del uso de biomasa, conforme a los decretos 4056/15 y 1788/24, cuya implementación está prevista para 2026. Estas medidas buscan fortalecer la sostenibilidad del sector, generar empleo rural y promover una producción más responsable y trazable.
UNA “OPORTUNIDAD ECONÓMICA”
Al respecto, el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, destacó que el estudio permite dimensionar con mayor precisión los volúmenes de consumo y producción, además de identificar oportunidades de desarrollo. “La biomasa sigue siendo clave tanto a nivel industrial como residencial. Solo el 16% de las industrias utiliza energía eléctrica; el resto depende de biomasa. Esto representa una oportunidad para fomentar la reforestación y crear cadenas de valor asociadas”, señaló.

Agregó que el Gobierno trabaja con la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) y el Banco Nacional de Fomento (BNF) para ofrecer créditos blandos a productores interesados en reforestar sus propiedades. “La inversión en reforestación permitirá crear un ciclo virtuoso: la necesidad de biomasa, el acceso al crédito y la certificación del recurso forman un esquema sostenible que beneficia tanto al productor como a la industria”, afirmó.
Finalmente, el viceministro recordó que el presidente Santiago Peña considera el potencial forestal del país como un pilar estratégico para el desarrollo industrial y energético. “Hoy la biomasa se utiliza principalmente para calor, pero en un futuro cercano también servirá para generar energía eléctrica. Es una oportunidad que debemos aprovechar”, concluyó.














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