Ministro de Educación y Ciencias aborda la crisis vocacional en los jóvenes paraguayos

Durante su participación en el programa "Salvando Vidas", el Ministro de Educación y Ciencias, Luis Ramírez, abordó una de las crisis más comunes que enfrentan los estudiantes: ¿Qué estudiaré en la universidad? En su intervención, el Ministro resaltó la importancia de retomar los test vocacionales y señaló la falta de psicólogos en las instituciones educativas como una deuda pendiente con la comunidad escolar.

Ministro de Educación y Ciencias aborda la crisis vocacional en los jóvenes paraguayos

El Ministro Ramírez explicó que los test vocacionales, que anteriormente ayudaban a los estudiantes a descubrir sus intereses y aptitudes, se han dejado de lado en las instituciones educativas. «Necesitamos psicólogos y orientadores en las escuelas para retomar estas prácticas esenciales», afirmó. Actualmente, solo se realizan charlas esporádicas, lo que no es suficiente para abordar adecuadamente las necesidades de orientación vocacional de los estudiantes.

Además, Ramírez subrayó que la orientación vocacional debe comenzar antes del tercer curso, sugiriendo que debería iniciarse en el noveno grado. «Hay que conectar la vocación con el sentido de la vida», explicó. La clave, según el Ministro, es ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre cómo quieren vivir y qué les apasiona, en lugar de elegir una carrera únicamente por su popularidad o potencial económico.

«Es muy difícil destacar en una carrera que no te gusta», comentó Ramírez. Utilizó el ejemplo de un estudiante que elige estudiar informática por la promesa de altos ingresos, pero no tiene verdadera pasión por el campo. Comparado con alguien que ama la informática y dedica incontables horas a su práctica, es probable que el primero no alcance el mismo nivel de éxito y satisfacción. «Hay cosas que no se pueden inventar; la pasión y el interés genuino son fundamentales», añadió.

El Ministro también mencionó la necesidad de plantearse preguntas profundas sobre cómo queremos vivir y cómo nuestras elecciones vocacionales pueden alinearse con esa visión. Esto implica no solo considerar las oportunidades de empleo y el potencial económico, sino también el bienestar y la satisfacción personal.

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