Este viernes 10 de enero, Nicolás Maduro juró como presidente de Venezuela por un tercer mandato consecutivo, asegurando la extensión de su régimen hasta 2031. La ceremonia, realizada en la sede del Parlamento controlado por el chavismo, estuvo marcada por un amplio despliegue militar y un fuerte aislamiento internacional debido a las acusaciones de fraude electoral que rodean las elecciones del 28 de julio de 2024.
Maduro no ha presentado las actas oficiales que confirmen su victoria, lo que ha incrementado las denuncias de la oposición. Edmundo González Urrutia, reconocido por sectores opositores y varios gobiernos extranjeros como el verdadero ganador de los comicios, reafirmó su compromiso de regresar a Venezuela para asumir el cargo y liderar un gobierno de transición.
La resistencia opositora en las calles
El día previo a la investidura, Caracas fue escenario de multitudinarias manifestaciones encabezadas por la líder opositora María Corina Machado. Durante la protesta, Machado fue interceptada por motorizados armados vinculados al régimen y, según denuncias, brevemente detenida. Aunque el gobierno negó el hecho, calificándolo de “montaje”, el episodio desató nuevas olas de repudio dentro y fuera del país.
Las marchas reflejan el descontento de una parte significativa de la población que rechaza el régimen chavista y demanda un cambio urgente en el liderazgo nacional. Sin embargo, la respuesta del oficialismo ha sido reforzar el control militar y policial en la capital y otras zonas estratégicas del país.
El aislamiento internacional de Maduro
La investidura de Maduro se realiza bajo una creciente presión internacional. Diversos gobiernos y organismos multilaterales han cuestionado la legitimidad de su mandato, acusando al régimen de manipular las instituciones para perpetuarse en el poder.
Pese al rechazo global, Maduro cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas y los poderes públicos venezolanos, factores que han sido clave para mantenerse al frente del país desde 2013. En su discurso, llamó a sus seguidores a “defender la revolución” y aseguró que enfrentará cualquier intento de desestabilización.
El desafío de González Urrutia
Por su parte, Edmundo González Urrutia se convirtió en el símbolo de la resistencia opositora. Desde el exterior, anunció que ingresará hoy mismo a Venezuela, un movimiento que podría agudizar aún más la crisis política. Según el líder opositor, su objetivo es establecer un gobierno legítimo que represente la voluntad popular expresada en las urnas.
La tensión en Venezuela continúa escalando, con un escenario de alta incertidumbre política y social. La confrontación entre el oficialismo y la oposición, sumada a la presión internacional, coloca al país en un momento crítico de su historia reciente.