«Gracias a las nuevas reglas, los europeos retomarán el control de sus datos», indicó la comisaria europea de Justicia, Vera Jourova, la víspera de la aplicación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), afirmando que los ciudadanos habían estado hasta entonces «como desnudos en un acuario”.
La avalancha de correos electrónicos pidiendo si aceptan las nuevas condiciones de uso de Twitter, Google, AirBnB y otras webs comerciales son el primer efecto visible de la nueva normativa, a la que los europeos esperan dar un alcance mundial.
La ley impone a todas las empresas, estén o no en internet, pedir un «consentimiento explícito y positivo» para usar datos personales recabados o tratados en la UE. Otorga también a los ciudadanos el «derecho a saber» cuándo son pirateados sus datos, como durante la fuga masiva que sufrió la empresa Uber en 2016.
Y cuidado con los abusos. Las empresas, capaces de transformar estos datos en oro explotándolos con fines de publicidad dirigida, por ejemplo, se expondrán a sanciones que pueden alcanzar los 20 millones de euros o el 4% de su facturación mundial anual, si no respetan la normativa.
Fuente: AFP













