Filadelfia, RCC.- Comenzaron en mayo y se intensificaron el agosto, al igual que en la región amazónica de la vecina Brasil, y en Bolivia ya han arrasado cerca de dos millones de hectáreas. De ellas, más de 758.000 corresponden a bosques quemados y el resto son pastizales.
«Hemos tenido un incremento en los focos de calor en los últimos dos días. Estábamos entre 700 y 800, pero los que ahora estamos enfrentando han llegado a 3.300», informó el ministro de Defensa boliviano Javier Zavaleta, quien atribuyó el aumento a «vientos bastante fuertes».
El Ministro aclaró que, aunque se está lejos de los 8.000 focos que hubo el 17 de agosto en la Chiquitanía, una zona boscosa de transición entre la Amazonía y el Chaco, tras lograr «controlar relativamente» los incendios, hay ahora un repunte.
Varias organizaciones civiles de la región de Santa Cruz, ubicada en el oriente del país y la más afectada, pidieron al gobierno declarar el estado de emergencia nacional, insistiendo en que ayudaría a canalizar la ayuda internacional.
El ministro de defensa responsabilizó, además de aquellos agricultores que queman sus propiedades como método para cultivar y se les escapa de control, a «saboteadores» que juegan a «un juego perverso» y «encienden el fuego de forma deliberada».
«Si antes teníamos la impresión, la sospecha, ahora está absolutamente claro que hay saboteadores», dijo.
La mayoría de los focos se encuentran en la región de transición entre la Amazonía y El Gran Chaco, en el sureste del país. Casi la mitad de las pérdidas se encuentran en «áreas protegidas», conocidas por albergar una amplia diversidad biológica, cuya regeneración tardará alrededor de 300 años.
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