Si a un gobernador le descubrieron negocios turbios, manejo indebido del dinero de los contribuyentes y abundan las pruebas de que dilapidó fortunas por lo que merece que la Justicia le ponga las manos encima, lo que le corresponde a las autoridades que deben decidir qué hacer es simpelemente entregarlo a un proceso judicial que determine culpabilidades, gravedades y emita su veredicto.
Pero aquí acontece que la decisión arremete contra el buen sentido. El Parlamento se convierte en juez y absuelve. Queda expuesto así que hemos elegido autoridades que en vez de defender nuestros intereses, los atropellan y los gobernantes se vuelven enemigos de la ciudadanía. Es lo que está pasando en nuestra nación.
“Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte”.
Proverbios 10:2
¿Cual es el mensaje que el Parlamento envía a la ciudadanía? Por un lado ataca frontalmente la moral tributaria porque quien es el que irá a las ventanillas de los organismos perceptores con esperanza de que los problemas de infraestructura, de salud, justicia se resuelvan con el dinero que lleva a los cofres públicos.
Por otro lado el mensaje es claro para los ladrones. Para qué actuar con máscaras y desde la oscuridad si desde la política es posible acumular fortunas indebidas, incluso sin portar armas. En vez de formar bandas de asaltantes, lo que corresponde es organizar equipos electorales.
Y queda al descubierto que ese es el camino que han elegido muchos asaltantes: hacer política o mejor dicho imitación de política.
Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras».
Romanos 2:6
La justicia de los hombres ha sido prostituida. Es el modo como se destruye la moral de la gente, la calidad de vida. Es el modo en que una nación que tiene todas las condiciones de prosperar, se estanca para que prosperen sólo unos cuantos.
No hay amor, el sentido de la honra ha perdido significado.
“Habrá tanta maldad, que la mayoría dejará de tener amor hacia los demás”.
Mateo 24:12
Si miramos el panorama mundial, vemos que los antivalores se instalan como políticas públicas y se fortalece un escenario que presagia destrucción. En efecto, Dios habló por conducto del Profeta Isaías y expuso: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”
Viene un tiempo de destrucción que el mismo Isaías lo describe así:
“Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”
Isaías 5:24:25














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