Desde su juventud en el Colegio Goethe, Emilio Abreu demostró una determinación inquebrantable. A la edad de 11 años, ya estaba haciendo historia en la natación paraguaya, obteniendo sus primeros récords a nivel nacional. Para los 13 años, había superado cuatro récords más, y un año después, había conquistado todos los récords disponibles.
Su éxito en la piscina lo llevó a cruzar fronteras. Ganó tres récords en los Estados Unidos, lo que le valió múltiples becas universitarias y una carrera en los Juegos Olímpicos en Montreal, Canadá. En Estados Unidos, su excelencia fue reconocida con dos lugares en el Salón de la Fama y numerosos premios y distinciones.
Pero Emilio no se limitó al mundo del deporte. Se graduó con una licenciatura en Marketing, un «minor» en Ciencias Políticas y un MBA de la Universidad de Indiana en Pennsylvania. Su verdadera pasión, sin embargo, residía en el servicio a su comunidad y en la difusión del mensaje de amor y esperanza.
Hace 35 años, fundó el Centro Familiar de Adoración, estableciendo una red de 100 templos en todo el país, incluida la Iglesia CFA en Córdoba, Argentina. Además, creó instituciones educativas como el Colegio Faith Christian School, el Centro de Estudios Bíblicos y el Instituto Técnico Superior.
A través de la organización Koe’ju, Emilio proporcionó 46 comedores gratuitos para niños empobrecidos, beneficiando a 3,600 personas todos los días. Estableció una red de más de 200 pastores y 400 trabajadores del CFA, todos aportantes al IPS. Sus estaciones de radio, CFA Radio 99.5 FM y Go Radio 92.3 FM, transmiten mensajes de esperanza y fe a miles de personas.
Su compromiso con la excelencia también se reflejó en la certificación de la Iglesia del Paraguay con la Norma Internacional ISO 9001:2015, demostrando su dedicación a la gestión administrativa y financiera.
Pero más allá de los logros tangibles, el legado más importante de Emilio Abreu es el impacto positivo que tuvo en la vida de las personas. A través de grupos de estudio bíblico, brindó apoyo emocional y espiritual, ayudando a personas y familias a superar vicios, depresión, suicidios y enfermedades.
Emilio Abreu no solo fue un líder visionario e inspirador, sino un ejemplo viviente del poder transformador del servicio y la fe. Su legado perdurará como una inspiración para futuras generaciones, recordándonos que el verdadero éxito radica en hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Dejá tu comentario