La actividad se centró en las ciudades de Lambaré, Asunción, Luque, San Lorenzo, Villa Elisa, Ñemby y Pirayú. En estas localidades, los uniformados recibieron kits especiales diseñados para acompañar su jornada laboral, además de palabras de esperanza que buscan elevar la moral y el bienestar emocional de la fuerza pública.

El éxito de esta expansión radica en la alianza estratégica con iglesias locales, las cuales desempeñan el rol de «madrinas» de las comisarías de su entorno. Este sistema de apadrinamiento permite:
Cercanía directa: Las comunidades se involucran activamente con sus referentes de seguridad.
Soporte continuo: No se trata de una entrega aislada, sino de un compromiso de acompañamiento constante.
Articulación de esfuerzos: Se optimizan recursos para asegurar que el mensaje de vida y los insumos lleguen a cada agente de forma efectiva.
Con este trabajo, «Sí, Hay Esperanza» reafirma su compromiso de ser un puente entre la sociedad civil y las instituciones, demostrando que el cuidado de quienes nos protegen es una responsabilidad compartida.














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