Filadelfia, RCC.- Feliciano Lovera, poblador de Margariño, comentó que está crítica la situación en cuanto a la falta de pastizales, no ha llovido desde hace varios meses y los animales no tienen qué comer, «agua tenemos suficiente gracias a este brazo del Pilcomayo, pero en cuanto a pasto ya no hay nada en nuestra zona», lamentó.
La alternativa desesperada es buscar ayuda en los establecimientos vecinos que tengan aún algo de pasto, negociar y mudar la hacienda hacia las nuevas tierras, «en mi caso ahora estoy haciendo un atajadero para los animales al costado del río Pilcomayo, para poder hacer pasar al menos un lote al otro lado donde hay algo para que coman», explicó.
Unas 60 familias viven en Margariño y la mayoría están en una situación similar, donde no abastecen los alimentos para los ganados. Don Lovera destacó la solidaridad y empatía que existe entre los vecinos que se ayudan mutuamente para afrontar y superar estos duros desafíos que implican vivir en el Chaco y en la zona ribereña.
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