Tanto la salud mental, como la física, no deben tratarse de forma aislada, van de la mano y fuertemente relacionadas, por ello, es importante cuidarnos y mantenernos sanos mentalmente. Diagnosticar la salud mental es mucho más complicado que diagnosticar un problema de salud físico, generalmente por estar ligado a lo intangible.
Los problemas mentales pueden provocar grandes trastornos como la depresión o la ansiedad, que hoy en día son enfermedades tan comunes como la misma gripe, y que se ha acrecentado mucho más en el ojo público debido a la pandemia.Tanto la depresión como la ansiedad pueden provocar otros problemas físicos más complicados.
El Dr. Charles Cabrera, Psiquiatra y Director Médico del Sanatorio Eirene, mencionó que los problemas que más aquejan a los pacientes son los cuadros de ansiedad y depresión, esta última incluso al ser un trastorno discapacitante está acentuándose mucho más. La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, actividad y pensamiento.
La depresión se produce generalmente por la interacción de unos determinados factores biológicos como cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, componentes genéticos y otros, además de factores psicosociales, es decir, circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación y de personalidad, especialmente sus mecanismos de defensa psicológicos.
«Hasta hoy en día hablar de depresión es como un sinónimo de debilidad, lo que hace que las personas no acudan en el momento adecuado para recibir su tratamiento, más bien lo hacen cuando el cuadro se pone grave con la dificultad de sueño, un estado de ánimo desbordado y otros efectos nocivos», expresó el Dr. Cabrera.
El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del subtipo de depresión y será, como siempre, personalizado, por lo que es fundamental una adecuada relación médico-paciente. Básicamente, el tratamiento se compone de psicoterapia y farmacoterapia. Por lo que es recomendable acudir directamente a un profesional.














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