Filadelfia,RCC.- En un contexto de trabajo como puede ser una oficina, el tener empleados que contribuyen a que se desarrolle una correcta dinámica interpersonal en ese lugar puede incrementar la productividad de la empresa, además de reducir el riesgo de bajas laborales.
Sin embargo, si en ese mismo lugar de trabajo se encuentra una persona poco sociable, es bastante probable que la empresa tenga un serio problema. Por un lado, se pueden desarrollar situaciones tóxicas tanto dentro como fuera de la oficina, y por el otro, la persona poco amable tendrá muy pocas ganas de ir a trabajar.
La amabilidad también puede ser desfavorable, Por ejemplo:
En un instituto, donde los alumnos son adolescentes que pueden ser potencialmente conflictivos, no conviene que el profesor se muestre siempre amable, especialmente si se da un caso de acoso escolar en clase o uno de los jóvenes está interrumpiendo la sesión. El profesor debe ser firme y expulsar al alumno, o detener la agresión en caso de que se esté dando.
Otro campo en donde tener un perfil de cordialidad bajo puede ser una ventaja más que un inconveniente lo tenemos en el ejército. Un soldado no puede ser una persona simpática que ve lo mejor en los demás, esto podría generarle más problemas que beneficios.
Es decir, la amabilidad no resulta ser de gran ayuda en profesiones en las que se requiere de tener cierto espíritu competitivo.
Ojo, no se anima a omitir toda clase de amabilidad, pero sí a tener en cuenta los efectos no beneficiosos de ella de acuerdo al contexto.
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