La Fundación en la actualidad está trabajando en la zona ribereña del río Paraguay, con las comunidades Villa Stella Marys, Kovin, Caacupemi y Virgen del Rosario, en la zona, según un censo realizado en 2015, viven unas 220 familias, totalizando unas 980 personas de los cuales 438 son menores de edad entre niños y niñas.
Con el correr de los años y con el crecimiento del sistema de trabajo la fundación ha extendido su alcance, abriendo anexos en la ciudad de Lambaré, en los barrios Mbashio con 25 niños/as, ciudad de San Antonio con 25 niños/as, ciudad de Villa Elisa Asentamiento Ara Poty con 30 niños/as, ciudad de San Lorenzo Lote Guazu con 20 niños/as, ciudad de Ñemby Villa Anita con 25 niños/as y en la ciudad de Itaugua Asentamiento Gaspar Rodríguez de Francia con 70 niños/as.
De esta manera, de forma directa la fundación brinda una asistencia aproximada a 1.175 personas, ofreciéndoles atención médica, asistencia psicológica, refuerzo escolar, atención odontológica, escuela de futbol para los niños, clase de danza para las niñas y como así también en la distribución de medicamentos, alimentos y vestimentas.
El objetivo principal es mejorar las condiciones de vida de las personas más desfavorecidas, para ello se centran en atender las necesidades básicas y primarias de cada persona, «además queremos que tengan un futuro y sean el motor del cambio social, así como lo dice nuestro eslogan “Nos ponemos a tu lado para que salgas adelante», afirmó Aldo Ramón Paredes Martínez, presidente de la Fundación Con una sonrisa Paraguay.
Es importante recalcar que los servidores, maestros y demás colaboradores de la Fundación son todos voluntarios que ofrecen su tiempo y sus recursos para acudir y prestar estos servicios.
Un poco de historia sobre la fundación:
En el año 1999 a fin de realizar una Asistencia Social, en un lugar a riveras del Río Paraguay en medio de las Villas del Barrio Ita Enramada de la ciudad de Asunción, y viendo la necesidad de intervenir en estos lugares marginales debido a la extrema pobreza en que se encontraban sus pobladores, repercutiendo en el surgimiento de niños y jóvenes en situación de riesgo a la drogadicción, delincuencia o prostitución.
Cada fin de semana un grupo de personas que movidos por el amor y el espíritu de servicio hacia los demás, empezamos a atender algunas de las necesidades de unas 70 personas, especialmente niños y adolescentes, donde posteriormente fueron involucrándose las madres.
La asistencia principalmente consistía en la realización de algunos cortes de pelo, hablándoles de higiene y una charla sobre los valores y la educación cristiana. Culminando la tarde con una merienda, consistente en una taza de chocolate con galletas o de galletitas, que posiblemente era uno de los únicos alimentos nutrientes que recibían.
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