El “Día Mundial de Lucha Contra la Obesidad” pretende concienciar sobre las consecuencias que conlleva para la salud, el consumo de alimentos altos en grasa y azúcares, además del sedentarismo que favorece al desarrollo de la obesidad.
La obesidad es un problema de salud definida como la acumulación anormal o excesiva de grasa corporal. Es considerada un factor desencadenante de enfermedades no transmisibles, como la diabetes mellitus 2, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer, afecciones respiratorias, depresión y ansiedad.
El consumir más calorías de las que se gastan, el exceso de alimentos de mala calidad nutricional altos en grasas, azúcar y sal son factores que predisponen al sobrepeso y la obesidad, así como:
– El sedentarismo: pasar muchas horas sentado. No practicar actividad física.
– La alteración del sueño: dormir pocas horas. Sueño de mala calidad.
– El estrés, la ansiedad: tensión emocional.
– La genética y otras enfermedades, como el hipotiroidismo.
Un estilo de vida saludable es la mejor manera de prevenir la obesidad, moverse, realizar actividad física, comer saludable, consumir cinco porciones de frutas y verduras al día e hidratarse correctamente, ingiriendo al menos 2 litros de agua diarios, entre otras acciones, aportan beneficios a la salud, al tratamiento y a la prevención de esta enfermedad.














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