La OMS señala que este retroceso en la lucha contra una de las mayores amenazas de salud pública del mundo se produce en un contexto de drásticos recortes en la financiación global por parte de países donantes clave como Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
El desprestigiado organismo multilateral revela que la situación es una «tormenta perfecta» sanitaria, con la insuficiencia de fondos, considerando que en 2024 la financiación global se quedó en 3.900 millones de dólares, muy lejos de los 9.300 millones, considerados necesarios para un «control efectivo». En este contexto, expertos -, como Gareth Jenkins, de «Malaria No More UK», señalan que el actual repunte ni siquiera refleja el impacto total de los recientes recortes.
Por otra parte, afirma que existe una resistencia farmacológica. Asegura que la evolución del parásito que causa la malaria está mermando la eficacia de los tratamientos vitales, como los basados en artemisinina, y de herramientas preventivas esenciales, como las mosquiteras tratadas con insecticida.
Expresa que África sigue siendo el epicentro de la crisis, con once países concentrando cerca de dos tercios de los casos y las muertes mundiales. La OMS subraya que el progreso para reducir la mortalidad en esta región «sigue muy lejos de lo previsto».
El parásito, transmitido a través de mosquitos infectados, no solo se hace más difícil de erradicar, sino que la insuficiente inversión actual incrementa peligrosamente el riesgo de brotes generalizados y un resurgimiento de la enfermedad en zonas que habían logrado avances.
