En Alto Paraguay hay estudiantes matriculados solo por el almuerzo escolar, afirman

En el marco del programa Hambre Cero, el departamento de Alto Paraguay registra un inédito 100% de aprovechamiento del almuerzo escolar, con alumnos que incluso se matriculan únicamente para acceder a la comida diaria. El éxito se atribuye a la articulación entre la Gobernación, el Grupo Altair y las comunidades locales, en una zona con muchas limitaciones pero así también muchas oportunidades. 

Mientras en otros puntos del país el programa Hambre Cero enfrenta críticas y cuestionamientos, Alto Paraguay se consolida como un caso ejemplar de gestión eficiente y compromiso comunitario. Según datos proporcionados por Luis Mendoza, directivo del Grupo Altair —empresa encargada de la provisión de alimentos en la región—, el 100% de los estudiantes beneficiarios aprovecha diariamente los almuerzos escolares, sin reportes de desperdicio ni interrupciones en el servicio.

“Tenemos chicos que se han matriculado exclusivamente por el almuerzo y la merienda que reciben en la escuela”, afirmó Mendoza en entrevista con RCC Radio. Esta situación revela no solo la necesidad acuciante en la región, sino también la importancia vital del programa alimentario como herramienta para combatir la deserción escolar.

Actualmente, el programa cubre a 4.400 alumnos distribuidos en 43 instituciones educativas del departamento. A pesar de las condiciones geográficas extremas, las rutas clausuradas por lluvias y las emergencias que frecuentemente aíslan a la zona, la provisión nunca se ha interrumpido. Gracias a una estrategia que combina transporte fluvial, aéreo y terrestre, los alimentos llegan a destino incluso en los momentos más críticos.

Desde el inicio del programa, no se ha registrado ni una sola denuncia formal en la región, un hecho destacado tanto por autoridades como por la ciudadanía. “No dejar de cocinar ni un solo día” es la consigna que sostiene el trabajo de Altair, respaldado por una coordinación permanente con la Gobernación de Alto Paraguay, autoridades escolares y la propia comunidad.

El impacto del programa no se limita a lo nutricional. Además de alimentar a los niños, genera empleo local, activa la economía regional y contribuye a sostener la matrícula escolar en un territorio históricamente vulnerable. “Este proyecto es el emblema del gobierno. Es complejo, sí, pero profundamente noble”, concluyó Mendoza.

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