Ulises mencionó que tuvo una niñez relativamente tranquila pero vivía en una familia disfuncional, donde su Papá tomaba mucho e incluso lo sigue haciendo y su Mamá no les prestaba la atención que él y sus hermanos necesitaban, en lugar de eso se pasaba jugando vóley con sus amigas y consumiendo bebidas alcohólicas. “No tuve la familia que hubiera querido, me hubiera que ellos estuvieran más pendientes si nosotros cumplíamos nuestros debemos como ir a la escuela, hacer la tareas o si teníamos buenos amigos”, comentó Ulises. A consecuencia de los problemas que había en su hogar se fue a vivir mucho tiempo en el interior del país.
No tener una familia estable permitió que desde muy joven se vaya por el mal camino y sin la contención de sus padres, empezó a cometer muchos errores como por ejemplo dejar los estudios del colegio para ser microtraficante desde muy joven por el simple hecho de ganar dinero. “Dejé de ir al colegio porque ganaba plata, con eso me podía comprar lo que quería, hacer lo que yo quería en lugar de ir a estudiar y ese fue el peor error que pude haber cometido. “A los 14 años comencé a consumir cocaína, después a fumar marihuana, salía a fiestas, me juntaba con quien quería y mis padres no me ponían límites”.
La falta de atención de sus padres hizo que buscará consejos en las personas equivocadas, “Me hacía falta mucha atención y las personas que me reclutaron me elogiaban bastante y me hablaban mucho como si yo les importaba, entonces empecé a vender con el uniforme del colegio”. Aproximadamente dos años estuvo metido en ese mundo, cometiendo errores más graves. Por ello no pudo compartir mucho con su hijo porque ya era buscado por la policía y sabía que si se acercaba hasta la casa lo podrían capturar. “Yo no podía verle más a mi hijo, no podía llegar a su casa porque la policía me estaba buscando y me iban a encontrar en cualquier momento”, resaltó.
Ulises comentó que su hijo siempre le pasaba por la cabeza cuando cometía algún atraco y pensaba que si continuaba haciendo esas actividades terminaría muerto al igual que sus compañeros que trágicamente tuvieron ese final. Pasó por su cabeza que nada de lo que haga tendría sentido, puesto que ya no tenía oportunidades, poseía antecedentes, no había podido terminar el colegio y no tenía un empleo.
“Me encerré en el baño y pensé en suicidarme, pero cuando estaba a punto de hacerlo sonó mi celular, era la llamada de unos hermanos de la iglesia y me invitaron a salir de la casa para conversar conmigo, llorando me fui a hablar con ellos, en ese momento oramos juntos y me desahogue mucho por la culpa que llevaba dentro”, mencionó.
Un día tomó la decisión de entregarse a las autoridades, lo hizo en la comisaría de Ypané. Menciona que fue muy triste porque en ese tiempo vivía con una persona que le apreciaba mucho y no le comentó de la decisión que había tomado. “Deje el arma sobre la heladera, le dije a ella que me iba ir a la despensa. Al salir me encontré con unos agentes de Lince, hablé con ellos, estaba grabando con mi teléfono todo el acontecimiento y ellos me trataron súper bien, no me esposaron, no me maltrataron y me llevaron cordialmente a la comisaría”, comenta Ulises.
En el juicio menciona que estaba muy nervioso, tenía náuseas y decidió no comer nada antes. Todo esta situación era por la decisión final que tomaría la jueza del caso, Ulises era consiente de la expectativa de pena que podría recibir, al final fue condenado a 10 años en la cárcel de Emboscada, donde se encuentra actualmente.
Por último nos mencionó que desde pequeño tenía un sueño y estando en prisión pudo hacerlo realidad: “Siempre quise tocar la guitarra y cuando ingresé a la cárcel, Dios pudo tocar mi corazón y él me enseñó a ejecutar la guitarra, me enseñó a cantar, a poder adorarle y poder tocar alabanzas para él”.
Si quieres conocer con detalle el testimonio de Ulises Lugo, puedes hacerlo visitando nuestro canal de YouTube y observar el episodio completo de Libre Tras las Rejas III – Sueño de Navidad.
