Dentro de la distinguida Policía Nacional, la valentía y el sacrificio son virtudes que se manifiestan a diario. Más allá de las medallas y reconocimientos, hay héroes anónimos que han entregado todo en el cumplimiento de su deber, convirtiéndose en mártires de la paz.
Tras la pérdida del suboficial ayudante Martín Mendoza, de la Unidad de Operaciones Tácticas Motorizadas – Lince, durante la Operación Veneratio, la Comandancia de la Policía Nacional se declaró duelo institucional por tres días, izaron el pabellón policial a media asta en su honor.
De acuerdo a lo indicado por la Dirección de Comunicación de la Unidad, el suboficial Mendoza es el primer agente del Grupo Lince que fallece en el servicio.
Asimismo, el documento emitido por la Comandancia considera “justo rendir homenaje al personal policial caído en acto de servicio, en cumplimiento del sagrado deber, fiel al juramento de perder la vida, si necesario fuere, en defensa de la sociedad, el orden y la patria”.
Es por ello, que en la sede del Instituto Superior de Educacion Policial (ISEPOL) la banda y orquesta sinfónica de la Policía Nacional rindieron un sentido homenaje a los mártires.
Con un breve mensaje que reza, “Loor y gloria a quien da la vida en cumplimiento del sagrado deber. Con este himno solemne invocamos a nuestros héroes para rendirles el mayor de los respetos. “Descansa protegido, Dios está cerca””, entonaron un solemne himno en memoria de aquellos oficiales, que como Mendoza cayeron en el acto de servicio pero, que cuya valentía perdura como un faro de inspiración para las generaciones presentes y futuras.
Así como el suboficial, cada día, los efectivos policiales enfrentan situaciones de riesgo para garantizar la seguridad y el bienestar de la sociedad a la que juraron proteger. Su dedicación y coraje son la esencia misma de la labor policial, pero también subrayan la realidad de que la seguridad ciudadana a menudo viene a un alto costo personal.
En la Policía Nacional, la memoria de aquellos que han sacrificado sus vidas en el cumplimiento del deber es un recordatorio constante de la nobleza de esta profesión. Detrás de cada uniforme hay una historia de servicio desinteresado, de personas que eligieron enfrentarse al peligro para preservar la paz y la justicia.
En este contexto, es fundamental reconocer y honrar la memoria de estos héroes que han caído en el cumplimiento de su deber. La comunidad está llamada a reflexionar sobre la magnitud del sacrificio que implica ser parte de las fuerzas del orden y a expresar su gratitud a aquellos que, a menudo en silencio, han dado su vida por el bien común.
La Policía Nacional, más allá de ser una institución, es una comunidad de individuos dedicados a proteger y servir. En medio de la adversidad, estos hombres y mujeres continúan demostrando que el verdadero heroísmo no busca el reconocimiento, sino que se manifiesta en el servicio desinteresado y la protección de los demás.
Dejá tu comentario