La situación en las cárceles de Paraguay ha alcanzado un punto crítico que requiere una respuesta inmediata y contundente. La falta de condiciones dignas, que abarcan desde la alimentación hasta un lugar adecuado para dormir, es una realidad que afecta a un gran número de reclusos en el país. Esta situación es inaceptable y debe abordarse de manera urgente.
Además, es esencial garantizar un proceso judicial justo para todos los reclusos y establecer una clara separación entre aquellos que han sido condenados y aquellos que aún están a la espera de juicio. Lamentablemente, esta práctica no se cumple como debería en el sistema penitenciario paraguayo.
Uno de los desafíos más apremiantes es evitar que los clanes del narcotráfico tomen el control de las prisiones, como lo evidencian los recientes eventos en la prisión de Tacumbú. La toma de rehenes y la violencia que se ha desatado en este contexto exige una respuesta firme y coordinada por parte del Estado. No se puede permitir que estos grupos operen impunemente en el sistema penitenciario.
El papel crucial de las capellanías cristianas en las instituciones penitenciarias no puede ser subestimado. Su labor espiritual y moral ha demostrado ser un factor significativo en la rehabilitación y reinserción de los internos, proporcionándoles apoyo emocional y orientación hacia un camino de cambio positivo. Este trabajo constante y dedicado ha sido un elemento fundamental para mantener la paz en medio de la precariedad.
Por otra parte, es imperativo implementar programas de reinserción social que faciliten a los individuos encontrar empleo y reintegrarse en la sociedad una vez cumplida su condena. Esto implica brindar capacitación laboral, apoyo psicológico y acceso a la educación.
Por: Juan Cruz Cellammare – Presidente de la Asociación Vuelve a Soñar