El trabajo de investigación señala que las importaciones desde el MERCOSUR (conformada por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) a China consisten principalmente en granos de soja, minerales metálicos, aceite de petróleo y carne bovina (78% de toda la canasta importadora).

Indica que de estos cuatro productos, Paraguay podría vender especialmente dos a China: carne y soja. Suponiendo un escenario donde toda la carne bovina paraguaya vendida a Taiwán, Argentina, Brasil y Uruguay, pasa a venderse a China, los resultados serían los siguientes, según la CEE:
- Exportaciones proyectadas a China Continental: 70.550 toneladas.
- Exportaciones a los demás países: 265.872 toneladas.
- Precios estimados 2: aproximadamente USD 3.817/ton para la carne congelada y USD 4.913/ton para la carne fresca (China).
- Ingreso anual estimado por envíos de carne a China: USD 292 millones.
- Ingreso anual estimado por envíos de carne a los demás países: USD 1.318 millones.
- Ingreso anual estimado total por envíos de carne: USD 1.610 millones.
Ahora bien, suponiendo que una parte de la soja vendida por Paraguay a Argentina, Brasil y Uruguay logra insertarse a China, inicialmente en una gran parte (aproximadamente el 70%), los resultados serían los siguientes:
- Exportaciones proyectadas a China Continental: 5.395.122 toneladas.
- Exportaciones a Argentina, Brasil y Uruguay: 2.312.195 toneladas.
- Precios estimados 3: aproximadamente USD 434/ton para China.
- Ingreso anual estimado por envíos de soja a China: USD 2.341 millones.
- Ingreso anual estimado por envíos de soja a los demás países: USD 917 millones.
- Ingreso anual estimado total por envíos de soja: USD 3.258 millones. A nivel global, Paraguay comerciaría con China por un valor de USD 2.630 millones en concepto de venta de carne y soja.
Esto generaría una entrada de USD 4.868 millones por la venta de estos productos, superior solamente en un 3% a lo que percibe actualmente bajo las condiciones del mercado existente. Para el sector exportador de soja la ganancia rondaría los USD 200 millones inicialmente, debido al precio mayor que paga China por este producto.

En contrapartida, el sector cárnico se vería afectado negativamente, con una pérdida de aproximadamente USD 74 millones, debido al precio menor que China está dispuesto a pagar por la carne de la región.
Por tanto, este redireccionamiento no implicaría una mejora en el ingreso total por exportaciones, considerando los precios actuales que paga China frente a los abonados por otros mercados como Taiwán, Chile, la Unión Europea o Israel.
Además, este enfoque basado en volumen empleado por China, incluso incluyendo cortes no premium y menudencias, podría beneficiar a un pequeño grupo de exportadores, pero tendría consecuencias más amplias para la economía nacional: menor disponibilidad de carne para el consumo local, posible aumento de 3, según precio promedio pagado por China a los países del MERCOSUR. Fuente: Trademap. precios internos y presión adicional sobre el hato ganadero, que actualmente está en descenso.
PREOCUPACIÓN ESTRATÉGICA
A esto se suma una preocupación estratégica de mediano y largo plazo: China ha estado importando masivamente genética bovina de alta calidad (semen, embriones, reproductores vivos) de países como Brasil, Uruguay, Argentina y Australia. Esto forma parte de una estrategia deliberada para mejorar su hato ganadero y eventualmente convertirse en un exportador competitivo de carne de calidad.
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), China ha aumentado sustancialmente la importación de genética ganadera en los últimos años. Asimismo, ya cubre el 97% de su demanda de carne porcina con producción nacional, luego de décadas de ser uno de los mayores importadores del mundo.
No sería sorprendente que, siguiendo el mismo patrón, China también se prepare para abastecer completamente su mercado interno de carne bovina y posicionarse como un exportador agresivo en el futuro.
Este contexto, según la UIP, refuerza la necesidad de mirar más allá del beneficio inmediato de redireccionar exportaciones hacia China y considerar los riesgos estratégicos: perder mercados actuales de alto valor, debilitar el abastecimiento interno, y fomentar una dependencia de un mercado que podría dejar de ser comprador para convertirse en un competidor directo.
La UIP sugiere que la política exterior y comercial de Paraguay debe priorizar la estabilidad, la diversificación de mercados y la seguridad alimentaria, sin hipotecar el futuro por beneficios efímeros.














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