“Yo soy el primero en confesar, fuerte y claro: no ha sido suficiente. Tuve que hacer mucho más, y les prometo que voy a hacer mucho más”, señaló Peña al dirigirse a los legisladores y a la ciudadanía. Reiteró que si bien el país avanza, las necesidades siguen siendo profundas en áreas clave como salud, educación y seguridad, sectores que —dijo— concentran tanto problemas históricos como desafíos emergentes.
El jefe de Estado afirmó que su gobierno inició un proceso de transformación profunda e irreversible, pero advirtió que “el camino al desarrollo no conoce de atajos”. Subrayó que no existen fórmulas mágicas para el progreso, sino que se requiere “disciplina, constancia y la valentía de tomar decisiones difíciles”, todo ello sustentado en trabajo duro, honesto y sostenido en el tiempo.
En el cierre de su intervención, Peña remarcó el valor institucional del acto republicano, al presentar su rendición de cuentas anual, y celebró los 36 años de continuidad democrática en Paraguay, resaltando el crecimiento económico sostenido que ha caracterizado este período. Afirmó que el país atraviesa “la historia de un gigante que está resurgiendo, en forma firme y vigorosa”.
Para cerrar, el presidente evocó al Mariscal José Félix Estigarribia y su célebre mensaje de orgullo nacional: “Que todo el mundo sepa que el Paraguay es un país grande, un país glorioso, y que los paraguayos deben sentir siempre el orgullo de ser paraguayos”. Peña sostuvo que ese orgullo debe ser la fuerza que impulse a la nación a creer en sus valores y en su destino de grandeza.














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