Al respecto, el MOPC informó este viernes que el encuentro abordó los desafíos comunes y las oportunidades en materia de infraestructura energética en América del Sur. Durante su intervención, el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, presentó la visión estratégica del Gobierno del Paraguay para consolidar al país como un hub energético en el Cono Sur.
En ese contexto, el alto funcionario paraguayo destacó el papel central del gasoducto bioceánico —que conectará Argentina, Paraguay y Brasil (cruzando el Chaco paraguayo)— como una infraestructura clave para incorporar gas natural a la matriz energética nacional, fomentar inversiones en industrias electrointensivas y acompañar el crecimiento de la demanda energética.
El viceministro también puso en valor el potencial del Chaco paraguayo para la exploración y futura producción de gas natural, lo que permitiría posicionar a Paraguay, no solo como consumidor, sino también como posible productor regional. En ese sentido consideró que el gasoducto representa una puerta de entrada estratégica para desarrollar ese potencial y atraer inversiones al sector hidrocarburífero nacional.
“El compromiso de Paraguay es claro: avanzar hacia una integración energética real y equitativa. Este gasoducto no es solo una obra de infraestructura, es una apuesta a la industrialización, la atracción de inversiones y el desarrollo económico sostenible de la región”, expresó Bejarano ante representantes de Brasil, organismos internacionales y referentes del sector.
La participación paraguaya fue valorada por los organizadores como una muestra del compromiso del país con la cooperación regional y la búsqueda de soluciones concretas frente a los desafíos compartidos del sector energético.

LA MEJOR ALTERNATIVA
Cabe destacar que la Unión Industrial Paraguaya (UIP), que ha propuesto, precisamente, que la mejor alternativa para hacer frente a un eventual “apagón energético” (cuyo proceso podría comenzar a partir del 2030), es aprovechar el futuro gasoducto que saldrá de Argentina, atravesará el Chaco paraguayo para llegar al Brasil, para instalar una planta termoeléctrica en la Región Occidental.
El documento desestima como opciones la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas (por los plazos y costos económicos y ambientales que implican) y también la solar y eólica, por capacidad de producción y falta de estudios.














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