La mitad de esta cosecha se destina al mercado interno, principalmente para la elaboración de harina de trigo, mientras que el resto se exporta como materia prima no industrializada.
Arrúa enfatizó que uno de los mayores desafíos actuales es la industrialización del 50% restante de la producción, con el fin de agregar valor a las exportaciones y promover una marca paraguaya en los mercados internacionales.
«Nuestro objetivo es convertirnos en un país agroindustrial exportador, porque Paraguay produce el doble del trigo que consume», señaló Enrique Arrúa, vicepresidente de la Cámara Paraguaya de Molineros.
El principal destino del trigo paraguayo es Brasil, pero con la industrialización, se buscan nuevos mercados en la región, incluyendo Chile y Uruguay. Chile, en particular, se destaca como un mercado prometedor debido a su elevado consumo de pan, el segundo mayor del mundo después de Francia.
La producción de trigo en Paraguay no solo representa un logro económico, sino que también es una fuente clave de empleo, generando trabajo directo e indirecto para unas 5.000 personas en la cadena productiva.