Durante una entrevista, Castiglioni explicó que en los últimos 15 años se registró un incremento sostenido de casos en el país, con una población más vulnerable que se concentra entre los 18 y 29 años. La tasa de mortalidad por suicidio afecta principalmente a varones en una proporción de tres a uno en comparación con las mujeres. “Estamos frente a un fenómeno que no distingue clases sociales y que requiere una respuesta integral”, señaló. El especialista detalló que, al igual que en otros países de la región, Paraguay se ubica en un rango intermedio, con tasas que oscilan entre ocho y catorce muertes por cada 100.000 habitantes.
El Ministerio de Salud trabaja desde 2022 en la reforma del modelo de atención en salud mental, que prioriza la creación de centros comunitarios y la descentralización de los servicios. La estrategia incluye la incorporación de unidades de internación en hospitales generales y no únicamente en psiquiátricos, con el objetivo de facilitar el acceso. En paralelo, se fortaleció la línea 155, un servicio telefónico gratuito disponible las 24 horas, que en sus primeros meses recibió más de 2.500 llamadas. “Este recurso está salvando vidas, pero aún debemos trabajar en que toda la población conozca su existencia”, afirmó Castiglioni.
Uno de los principales desafíos, subrayó, es el estigma que todavía pesa sobre la salud mental. Aunque las generaciones más jóvenes muestran mayor apertura, persisten prejuicios que retrasan la búsqueda de ayuda. El director recordó que incluso figuras públicas, como deportistas internacionales, han contribuido a visibilizar la importancia del acompañamiento psicológico. “Cuando los líderes de opinión hablan de su experiencia, ayudan a normalizar el hecho de que acudir a un psicólogo o psiquiatra es una decisión responsable y preventiva, no un signo de debilidad”, puntualizó.
El plan que impulsa el Ministerio contempla siete indicadores medibles que permitirán evaluar el impacto real de las acciones, desde la reducción de intentos hasta la mejora en la atención de las derivaciones. Además, la estrategia incorpora la articulación con organizaciones de la sociedad civil, que cumplen un papel clave en la prevención, y la promoción de grupos de ayuda mutua integrados por sobrevivientes o familiares de víctimas, una forma de acompañamiento conocida como “porvención”.
Respecto a los factores de riesgo, Castiglioni explicó que los intentos previos y las conductas de autolesión no suicida, como el cutting, son predictores de alto impacto para futuros intentos. Asimismo, los trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, así como el consumo problemático de sustancias, incrementan significativamente las probabilidades de ideación suicida. Sin embargo, advirtió que no todas las personas que atraviesan estos cuadros cumplen con diagnósticos clínicos, lo que refuerza la necesidad de fortalecer las habilidades psicológicas desde la infancia para afrontar situaciones adversas.
Otro aspecto relevante es el denominado “efecto Werther”, que describe el riesgo de contagio tras un caso de suicidio en entornos escolares o familiares. Para mitigar este impacto, el Ministerio impulsa la creación de espacios seguros de diálogo donde los afectados puedan expresar cómo se sienten y procesar el duelo de manera adecuada, evitando el silencio que muchas veces profundiza la vulnerabilidad.
En cuanto a recursos, el director reconoció que el presupuesto destinado a salud mental sigue siendo insuficiente frente a la alta demanda. Sin embargo, destacó avances en la voluntad política y en la aceleración de reformas que colocan a Paraguay en el centro de la agenda regional. “Venimos de un rezago histórico, pero en los últimos años los pasos son firmes y a gran velocidad”, aseguró.
Castiglioni concluyó que la prevención del suicidio no puede limitarse a una fecha conmemorativa, sino que debe convertirse en una política pública sostenida, con la participación del Estado, la sociedad civil, las familias y los medios de comunicación. “Cada vida que se salva es un indicador de que vamos por el camino correcto. El desafío es mantener la continuidad, ampliar el alcance y garantizar que cualquier persona en crisis tenga a quién acudir, sin importar en qué lugar del país se encuentre”, afirmó.














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