Es 15 de mayo y en cada hogar, en cada rincón del país, las madres reciben abrazos tempraneros, flores frescas, cartas hechas a mano y miradas que dicen más que mil palabras. Hoy no es un día cualquiera: es el Día de la Madre, y Paraguay entero se detiene para rendir homenaje a quienes dan vida, sostienen sueños y curan heridas con solo un gesto.
En las escuelas, los niños declaman poemas entre risas y lágrimas. En las calles, los vendedores ofrecen rosas y regalos, pero el verdadero obsequio está en los corazones que laten con gratitud.
Algunos llegan a casa después de mucho tiempo. Hay lágrimas, sí, pero también sonrisas que iluminan el alma. Porque en Paraguay, el Día de la Madre se siente profundo, se vive con emoción y se honra con el alma.
Coincidiendo con el aniversario de la Independencia, la fecha se transforma en una celebración doble del amor y la libertad. Pero para muchos, es la madre quien representa ambos valores: la que enseña a caminar con firmeza y a amar con fuerza.
Hoy, Paraguay no solo celebra a su patria: celebra a sus madres, pilares de cada familia, guardianas silenciosas del hogar y eternas portadoras de amor. En este día, más que nunca, el país entero les dice gracias.














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