El legislador advirtió que el Paraguay enfrenta lo que calificó como una “pandemia de accidentes de tránsito con derivación fatal”, en gran medida producto de la irresponsabilidad de quienes conducen tras ingerir grandes cantidades de alcohol. “Hay personas que no toman una o dos copas, sino botellas enteras, y luego salen al volante con una peligrosidad criminal”, enfatizó.
El proyecto de Nakayama tiene dos ejes principales. En primer lugar, propone elevar la expectativa de pena por homicidio culposo en accidentes de tránsito ocasionados por conductores ebrios, pasando del rango actual de hasta 5 años a un máximo de 10 años de cárcel. Según explicó, el objetivo no es solo aumentar la sanción de forma punitiva, sino garantizar justicia a las víctimas y sus familias, recordando casos recientes en que la expectativa de condena resultó insuficiente frente a la magnitud del daño causado.
En segundo término, busca modificar el artículo referente a la exposición al peligro en el tránsito terrestre, de manera que los conductores sorprendidos manejando en estado de ebriedad puedan ser sancionados incluso si no causaron muertes ni lesiones. En esos casos, la propuesta contempla la suspensión de la licencia de conducir por 18 o 24 meses, y en casos de reincidencia, la inhabilitación definitiva.
Nakayama sostuvo que la normativa actual no cumple con un verdadero efecto disuasorio, ya que las penas bajas no generan temor en los infractores. “La ley penal debe cumplir dos fines: uno disuasorio, para evitar que la gente cometa estos hechos, y otro de justicia, para que quien cometa un acto tan grave reciba la condena que corresponde”, afirmó.














Dejá tu comentario