El viceministro Maciel señaló que uno de los principales desafíos del sistema penitenciario es la influencia de grupos criminales que operan desde el interior de las cárceles. Para contrarrestarlos, el Ministerio de Justicia implementa un modelo de igualdad de reclusión: todos los internos cuentan con las mismas condiciones de alimentación, sanidad y alojamiento, eliminando privilegios que antes podían generar lealtades hacia ciertos grupos.
“La implementación de uniformes y la estandarización de la reclusión busca reducir la capacidad de expansión y fortalecimiento del crimen organizado dentro del sistema penitenciario”, afirmó Maciel.
Además, se aplican medidas estrictas para evitar fugas y el uso de comunicaciones desde el interior de los penales, dificultando que los grupos criminales continúen sus actividades ilícitas desde adentro. Según el viceministro, estas acciones se coordinan estrechamente con las fuerzas de seguridad para garantizar un control efectivo y prevenir la perpetuación de redes delictivas dentro de los módulos penitenciarios.














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