La victoria de Boquerón fue clave para mantener la soberanía paraguaya sobre el Chaco, destacó Korny Neufeld

La victoria obtenida por el Ejército paraguayo en el fortín Boquerón, el 29 de septiembre de 1932, fue fundamental para que el país pudiera mantener su soberanía sobre todo el Chaco Boreal y asegurar el futuro de las colonias menonitas en territorio nacional, recordó este lunes a RCC Radio, Korny Neufeld, historiador de la Colonia Fernheim. Recordó que este triunfo fue celebrado “con mucho júbilo” por las colonias, especialmente Fernheim, que incluso llegó a ser bombardeada por la aviación boliviana.

La victoria de Boquerón fue clave para mantener la soberanía paraguaya sobre el Chaco, destacó Korny Neufeld

Korny Neufeld, historiador de la Colonia Fernheim

Neufeld explicó que, desde los primeros enfrentamientos en Pitiantuta y otros fortines, se evidenció la intención boliviana de avanzar hacia Villa Hayes y Asunción. En ese contexto, la batalla de Boquerón, en 1932, y de Toledo, en febrero de 1933, marcaron hitos decisivos para el control del Chaco Central.

En relación con las colonias menonitas, comentó que los primeros inmigrantes llegaron al Chaco tras arduas negociaciones que les garantizaron libertad religiosa y el principio de no violencia. Sin embargo, enfrentaron grandes dificultades: la vía férrea prometida por la firma Carlos Casado, hasta el Chaco Central, nunca se construyó y el asentamiento en tierras adquiridas a la empresa (de orígen argentino) resultó extremadamente duro.

Neufeld recordó también los testimonios familiares de persecución y destierro en Europa, que marcaron a los primeros colonos. Señaló que, al poco tiempo de asentarse en el Chaco, la colonia Fernheim fue sorprendida por la movilización militar y por la presencia de oficiales bolivianos que pretendían someterlos bajo su jurisdicción. Incluso, mencionó que en 1930 aviones bolivianos sobrevolaron y ametrallaron Filadelfia, atacando un aserradero y generando temor en la población.

Con respecto a la batalla de Boquerón, explicó que, tras la toma boliviana del fortín en julio de 1932, el ejército paraguayo logró recuperarlo luego de intensos combates. Aunque los bolivianos resistieron con fuerza, finalmente quedaron cercados y se rindieron el 29 de septiembre, izando la bandera blanca.

Neufeld destacó que este hecho fue motivo de celebración para las colonias menonitas y que, posteriormente, la batalla de Toledo tuvo también una gran significación, por la magnitud del enfrentamiento y la defensa paraguaya frente a un ejército boliviano numeroso. “Estas dos batallas marcaron que hoy el Chaco Central sea paraguayo. No debemos olvidar el heroísmo del ejército en Boquerón, Toledo, Campo Vía, Alihuatá, Falcón y otros fortines, donde se defendió la soberanía nacional”, concluyó.

 

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