La investigación del Centro de Estudios Económicos de la UIP explica que la desindustrialización se refiere a la pérdida de peso del sector industrial en la economía y en el empleo, sin que haya una transición hacia sectores de mayor productividad.
A continuación, se presenta un resumen de la evidencia existente sobre el proceso de desindustrialización en Brasil: • Caída del peso de la industria en el PIB: en 1972 la industria manufacturera representaba casi el 23% del PIB y en 2022 solo se acercó al 11%. • Reducción del empleo industrial: mientras que en 1990 el empleo industrial constituía el 25% del total, a 2024 esta cifra bajó a 11,5%, reflejando una caída importante del empleo en el sector.
Estancamiento de la productividad industrial: en los 90, la productividad laboral industrial crecía a 8,7%, mientras que al 2024 solo creció 3% aproximadamente. • Déficit comercial en productos manufacturados: en 1990 aproximadamente el 67% de las exportaciones de Brasil estaban compuestas por bienes de consumo, intermedios y de capital. En contrapartida, a 2022 las materias primas constituyeron el 54% de las exportaciones.
El estudio indica que lo anterior deja en claro la “primarización” que ha sufrido la canasta exportadora del país. Pero, se pregunta ¿Dónde está el rol de China en esta situación? Y se contesta: • Las importaciones desde China aumentaron 30 veces entre 2000 y 2020, impulsado principalmente por bienes manufacturados que compiten con la industria local. • Reprimarización de las exportaciones brasileñas: en los 2000, los principales productos exportados por Brasil eran aviones, vehículos y manufacturas de origen agropecuario. Sin embargo, al 2021, materias primas como la soja, los minerales de hierro, y el aceite de petróleo, con destino a China, concentraban la mayor parte de las exportaciones.
Señala que otro gigante sudamericano, como la Argentina, junto con Bolivia y Uruguay, han experimentado un marcado deterioro en sus balanzas comerciales, llegando incluso a registrar caídas superiores al 1.000% en dos décadas, como en el caso de Uruguay.
Mientras estos países exportan fundamentalmente productos primarios, como carne, China envía a la región bienes de alta complejidad y elevado valor, tales como teléfonos, máquinas para procesamiento de datos, automóviles y semiconductores. Esta situación, según la UIP, refleja que China se posiciona como proveedor global de bienes con valor agregado, pero mantiene una demanda selectiva y limitada por productos industrializados.
