El dirigente empresarial atribuyó la percepción de altos precios a la expansión de mercados de exportación, que naturalmente eleva los valores de los cortes. También mencionó la presión de los productores, quienes buscan mejores precios y, en ocasiones, boicotean la entrega de animales a la industria si no los consiguen.
Ross aclaró que la industria exportadora frigorífica provee solo el 50% del consumo nacional, mientras que el otro 50% proviene de numerosos mataderos no controlados por la Cámara. El año pasado, las industrias agremiadas a la Cámara destinaron aproximadamente 400.000 animales al mercado interno, frente a los 460.000 faenados en mataderos no controlados.
SUPUESTO “CARTEL DE PRECIOS”
Respecto a la acusación de un cartel de precios impuesto por los frigoríficos a los ganaderos, Ross fue enfático: «No, no es así. El mercado es libre». Explicó que los precios dependen en gran medida de la coyuntura macro del negocio de la carne y del comportamiento del mercado externo, ya que Paraguay vive prácticamente de la exportación. Resaltó la influencia de Brasil, un actor clave que dicta las pautas en el 90% de los mercados donde compiten.
Internamente, el precio se regula por la oferta y demanda, influenciado por las opciones de precios y demanda en el exterior. Señaló que la presión de la Cámara de Diputados sobre los supermercados para bajar los precios es un problema, ya que el precio no ha subido en los últimos meses.
POSIBILIDAD DE BAJA EN LOS PRECIOS Y MARGEN DE LA INDUSTRIA
Sobre la posibilidad de una baja en el precio de la carne en el futuro cercano, Ross indicó que “es improbable” mientras el precio de compra a los productores no disminuya. Afirmó que el margen de ganancia de las plantas frigoríficas “es poquísimo”, y que los supermercados, históricamente, utilizan la carne más como un atractivo para los clientes que como un producto de alto margen.
Enfatizó que el precio final se inicia con la materia prima: “Si nosotros compramos caro, tenemos nuestros costos, nuestras inversiones y un porcentaje que tenemos que marginar, que creo que son muy saludables y aparte del supermercado también la misma cosa”.
No obstante, mencionó un escenario que podría afectar los precios: si Brasil no logra negociar la tarifa impuesta por Estados Unidos a la carne brasileña a partir del 1 de agosto. Dado que EE.UU. es el segundo mayor comprador de carne brasileña, la pérdida de este mercado obligaría a Brasil a vender más barato, lo que indudablemente afectaría a Paraguay (en materia de precios).
CREACIÓN DE UN INSTITUTO PARAGUAYO DE LA CARNE (IPC)
En cuanto a la propuesta de crear un Instituto Paraguayo de la Carne (IPC) para profesionalizar el sector y abrir nuevos mercados, Randy Ross afirmó que la Cámara Paraguaya de Carnes está “totalmente en contra”. Argumentó que el borrador actual es “inaplicable” e “inviable”, debido a una serie de problemas.
Sobre el punto, señaló que hay “artículos intervencionistas”, que buscan regular aspectos que no competerían a la institución. Además, llevaría a una “colisión legal” con instituciones existentes, tales como SENACSA, CONACOM e INAM, que regulan aspectos del negocio frigorífico, y el IPC se atribuiría facultades ya delegadas por ley.
Otro elemento preocupante del proyecto de creación del IPC es la eventual carga tributaria para el productor, que afectaría la financiación de los productores. Asimismo, citó incongruencias legales, teniendo en cuenta que el proyecto busca que sea una institución de derecho público, pero con reglas de derecho privado para remuneración de personal y contratación de servicios, lo cual es inconstitucional.
PROYECTO DE LEY PARA TRANSPARENTAR LOS COSTOS DE LA CARNE
Finalmente, sobre el proyecto de ley que busca transparentar los costos de la carne ante sospechas de “prácticas cartelizadas”, Ross expresó su incomprensión. Señaló que la CONACOM ya realizó un análisis profundo al respecto el año pasado, con la colaboración de la Cámara.
Considera que la iniciativa no tiene mucho sentido en un país de libre comercio y que aplicar a un solo producto, basándose en una polémica reciente, es ilógico. Argumentó que, si se va a aplicar a un producto, debería aplicarse a todos, como el tomate o la cebolla, y que ya existen instituciones que regulan estas cuestiones.














Dejá tu comentario