El dato más relevante del informe de gestión fue el alcance masivo de los programas educativos: 2.880 servidores penitenciarios fueron capacitados en diversas áreas técnicas y éticas. 534 aspirantes completaron con éxito el programa de inducción de preingreso. Se desarrollaron seis promociones (cohortes) de carreras técnicas superiores.
Además de la formación de grado, Acosta destacó la implementación de programas estructurales inéditos, como el primer Curso de Formación para directores en gestión de establecimientos y un programa integral para instructores penitenciarios.
HACIA UN NUEVO MODELO DE GESTIÓN
La directora enfatizó que la profesionalización es la columna vertebral del nuevo modelo penitenciario que busca implementar el Paraguay. «Ustedes no solo enseñaron contenido, modelaron carácter, y eso es lo que más necesita el sistema cuando apuesta a transformarse», señaló Acosta en un emotivo reconocimiento a los docentes e instructores que trabajaron, en muchos casos, de forma ad honorem.
El discurso de clausura no solo celebró los logros numéricos, sino que reafirmó el compromiso con la dignidad del servicio público. Según Acosta, invertir en educación es fortalecer directamente la política criminal del Estado.
«Que este cierre sea un impulso; formar para transformar no es un simple lema, es un trabajo real, medible y profundamente humano», concluyó la directora antes de la entrega de certificados a los estudiantes e instructores destacados del año.














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