Un grupo de 18 personas privadas de libertad (PPL) de la Penitenciaría Padre Juan Antonio de la Vega, emprendieron un proyecto agrícola que les permita encausar el cambio de vida. En base a los conocimientos adquiridos a lo largo de un año, aplican las técnicas en pequeños tablones de la propia sede penitenciaria de donde brotan hortalizas orgánicas para autoconsumo.
Los privados de libertad iniciaron como alumnos del ex instructor del Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) Ramón Adriano Armoa -hoy PPL- quien completa el plan curricular con contenido didáctico de selección de parcelas, preparación del suelo, siembra, preparación de mudas o semilleros, trasplante, cuidados de impacto ambiental y cultural, manejo integrado de enfermedades y plagas, cosecha, comercialización, marketing y revisión.
El curso está basado en una experiencia didáctica que conjuga lo teórico con lo práctico, con más de 440 horas cátedra, distribuidas en cinco módulos a cargo del Programa de Transformación Integral (PTI). A la fecha, están a punto de concluir los módulos para la entrega de la segunda certificación, según señala Alexandra Riveros, quien acompaña muy de cerca la actividad como coordinadora de la Dirección de Bienestar y Reinserción Social.
La especialidad, tiene como objetivo cultivar hortalizas orgánicas con sustancias naturales sin utilizar plaguicidas ni fertilizantes artificiales, entre otros químicos desde las buenas prácticas agrícolas, con el agregado de maximizar el valor productivo en los espacios que tiene la penitenciaría.
Del fruto de la tierra, cosechan zanahoria, remolacha, rabanito, acelga, lechuga, perejil, kuratu, cebollita de hoja y orégano, en dos tablones de 22 m X 14 m y otro de 4 m x 40 m, que son destinados con doble propósito, mayoritariamente al autoconsumo de unas 150 PPL de la población, y otra porción menor, a la venta dentro de miniferias del penal.
Esta iniciativa llevada adelante por anuencia y apoyo del Ministerio de Justicia, ayuda a recuperar la dignidad de los internos, a mejorar la convivencia de intramuros y a caminar con firmes pasos a la reinserción social efectiva.