“El proyecto se hizo posible gracias al Programa de Reinserción Social del Ministerio de Justicia y dado que la Pastoral Penitenciaria del Pabellón D, recibió en asignación un pequeño espacio en el fondo de la penitenciaria para aprovecharlo. El sitio era baldío; allí se juntaban escombros y basura, se inundaba de residuos cloacales. En enero del 2021, en medio de la pandemia, se me prendió una idea y elaboré el proyecto de Huerta ‘Nuevos Brotes’, me dieron luz verde para encararlo y empecé”, inicia la charla “Cuba” que a sus 43 años le saca provecho al momento que atraviesa.
Su idea impulsó el “Curso Técnico en Agrología” de Huerta Orgánica donde también apoyó Granja Madre, y Alejandro se apuntó junto a 16 personas privadas de libertad (PPL) para recibir capacitación y asesoría de especialistas y profesores agrónomos. Fue entonces, que el espacio insalubre del penal de 65 metros cuadrados se transformó en tierra fértil con camas para cultivos y huertas verticales con pallets colgados por las paredes para sacarle partido al área reducida.
Como PPL, “Cuba” produce albahaca, acelga, repollo, cebollita, cilantro, perejil, rúcula, remolacha, zapallito, poroto, ajo, pepino, tomate, locote, ají picante, variedad de lechugas, zanahora, maíz dulce, arveja, mostaza, orégano y hasta remedios refrescantes como cedrón, capi’í, burrito y cedrón Paraguay, con semilla, abono, fumigadores y repelentes orgánicos.
El trabajo al aire libre le consume 8 a 10 horas al día. La cosecha da abundante verdura para llevar a la mesa de más de 100 privados de libertad de su pabellon. De los excedentes de la producción no consumida, los vende en su pequeño puesto de viandas, dinero que viene bien para sus gastos y reinvertir en la huerta y la fachada edilicia del pabellón D, que por cierto luce en buen cuidado. El director del penal Manuel César Garay, se ha mostrado agradado por su crecimiento.
“Cuba” tiene bien organizado el día, también se hace cargo de la coordinación de la Pastoral Penitenciaria, como encargado de la secretaría y soporte en informática. A más de esto, da apoyo como capacitador al MEC, grupo Fe y Alegría, SNPP y otros. Todavía le sobran energías para entrenar en el gimnasio regularmente tres o cuatro veces a la semana y matear en el piky vóley cuando se pone el sol.
Los estudios tampoco dejaron de ocupar un primer plano en su encierro, llegando a culminar los cursos de Operador de Computadoras y Refrigeración Básica con SNPP y SINAFOCAL, Electricidad Básica y, Contabilidad y Promoción Social del Programa Rural de Educación Bilingüe Fe y Alegría. Al igual, se tituló en el curso teórico – práctico de Agroecología con Granja Madre.
Con tantas ansias de superación y reflexión, “Cuba” se ha auto descubierto como un nuevo ser muy distinto al ingeniero de sonido y productor musical que partió de La Habana para afincarse en Asunción hace 16 años, dando un tropiezo. De un momento a otro, se vuelve pensativo y le afloran las palabras desde el alma.
“Reconozco que anduve en malos pasos y solo yo he sido el culpable de tal desgracia. Quiero llegar a ser una mejor persona. Es difícil pensar en el mañana cuando vives cada día tan fuerte el presente, pero sí visualizo flashes de un posible futuro con mi familia pudiendo ayudar a educar a mi hija como Dios manda”, concluye Alejandro.
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