El presidente señaló que, a un año de haber sido tildada como una propuesta “imposible”, la política pública logró convertirse en una de las iniciativas sociales más contundentes desde el retorno a la democracia. Recordó que, en los primeros meses de su gobierno, recibió advertencias de diversos sectores que consideraban que el programa no podría implementarse por su escala logística.
Sin embargo, insistió en que la visión de alimentar diariamente a todos los niños del país debía convertirse en una prioridad nacional. “Muchos me decían que no prometa algo así porque no se iba a poder cumplir”, expresó. “Pero este sueño lo convertimos en realidad juntos”.
RESULTADOS QUE MARCAN UN ANTES Y UN DESPUÉS
El mandatario subrayó que el país alcanzó una cifra sin precedentes: 200 millones de raciones entregadas en todos los departamentos y distritos del Paraguay. Esta operación —que requiere producción, transporte, almacenamiento, cocción y distribución— funciona tres veces al día, todos los días de clase, y moviliza a miles de personas.
A ello se suma uno de los impactos sociales más relevantes: más de 60.000 personas empleadas, principalmente mujeres que encontraron en el programa una oportunidad de reinsertarse en el mercado laboral. En este sentido, Peña evocó casos como el de Graciela, madre de un niño con síndrome de Down, quien pudo retomar el trabajo formal gracias al esquema de contratación impulsado por Hambre Cero.
El programa también dinamiza la producción agrícola nacional. Los alimentos utilizados en las escuelas provienen mayoritariamente de pequeños productores, lo que permite fortalecer la agricultura familiar, garantizar precios justos y crear un círculo económico virtuoso entre el campo y las comunidades educativas.
IMPACTO EN LA EDUCACIÓN, LA SALUD Y LA VIDA COMUNITARIA
Peña remarcó que Hambre Cero no solo se limita a garantizar alimentos, sino que constituye una política integral que incide directamente en el aprendizaje y la salud de los niños. Explicó que un estudiante mal alimentado tiene menor capacidad de concentración, mayor propensión a enfermarse y riesgo de abandonar la escuela. “No podemos hablar de calidad educativa si los chicos llegan a clase sin haber comido”, afirmó.
El Gobierno trabaja de manera coordinada con el Ministerio de Salud para asegurar que cada menú responda a estándares nutricionales y promueva hábitos saludables desde la niñez. De acuerdo con el mandatario, este enfoque permitirá reducir problemas como la desnutrición, la anemia y la mala calidad alimentaria en las zonas más vulnerables del país.
UN LLAMADO A CUIDAR EL PROGRAMA Y A SOSTENER LA TRANSFORMACIÓN
Durante el encuentro, Peña apeló nuevamente al compromiso de las comunidades educativas y de las autoridades locales para proteger la continuidad de Hambre Cero. “Este programa no es mío, no es del gobierno: es de todos los paraguayos, pero muy especialmente de los más humildes que esperan una oportunidad”, señaló.
El presidente afirmó que la política social seguirá ampliándose y complementándose con otras medidas de impacto directo, como proyectos habitacionales, generación de ingresos y apoyo a emprendimientos productivos. En su mensaje final, subrayó que su gobierno no está orientado a “hacer lo mismo de siempre”, sino a impulsar transformaciones estructurales que permitan garantizar un futuro más digno para las familias paraguayas. “Vamos a seguir escribiendo juntos los capítulos de un Paraguay que crece, que se moderniza y que piensa en sus niños como la mayor prioridad”, concluyó.
