Nicora expresó que ha dado instrucciones claras a sus directores para que se evalúe de manera minuciosa la cadena de suministro de alimentos, desde el proveedor hasta el plato de cada recluso. «Vamos a evaluar desde ahora en adelante cómo llega la provisión de los insumos. Desde el proveedor hasta la penitenciaría, pero ahí no termina el círculo», explicó.
Según Nicora, una parte significativa de los alimentos destinados a los presos se desvía y se vende en la cantina interna de las cárceles. «La comida llega a la cárcel. De la cárcel se vende ahí mismo a la cantina que está adentro. La que le llega al privado de libertad prácticamente es el 15% o 20%, el 80% ya se vendió todo ya en el camino», reveló.
Para enfrentar esta problemática, se ha encargado a la Dirección de Inspectoría el doble control de la provisión de insumos y otras cuestiones relacionadas con la transparencia y la anticorrupción. «Está todo conectado. La infraestructura, el organograma, el ministro está bastante bien dentro de todo y perfectamente estas unidades sí funcionan», comentó Nicora.
El Dr. Nicora concluyó señalando la necesidad de un cambio de enfoque en la alimentación de las personas privadas de libertad. «Vamos a tener un cambio de orientación en lo que es la alimentación de la persona privada de libertad», afirmó.
