Reconociendo que la tierra y su plenitud son un don de Dios, los firmantes del compromiso llaman a apreciar, nutrir y administrar con amor los recursos naturales. La vida, en todas sus dimensiones, se entiende como un regalo que conlleva responsabilidad, alegría y celebración.
Entre las declaraciones más destacadas, quienes se adhieren al compromiso se comprometen a: Ser ciudadanos del mundo, viviendo de manera ecológicamente sana y con simplicidad creativa. Compartir su riqueza personal con los más necesitados y trabajar en conjunto para remodelar las instituciones hacia una sociedad más justa, donde todos tengan acceso pleno a los recursos esenciales para su desarrollo físico, emocional, intelectual y espiritual.
Asimismo, a ejercer la responsabilidad ocupacional, evitando la creación de productos que puedan dañar a otros; cuidar su propio cuerpo, asegurando nutrición y bienestar físico, y mantener relaciones honestas, morales y amorosas con los demás. Renovarse personalmente mediante la oración, la meditación y el estudio, y participar activamente en una comunidad de fe.
El “Compromiso de Shakertown” sigue siendo un modelo de vida consciente, que integra espiritualidad, justicia social, cuidado del medioambiente y desarrollo personal. Su mensaje trasciende el tiempo y continúa inspirando a quienes buscan una vida más plena, ética y solidaria.














Dejá tu comentario