El documento emitido por la autoridad monetaria del país, indica asimismo que el sector terciario (comercio y servicios) se consolida como el principal motor del crecimiento, con una expansión proyectada de 5,3% (desde 4,2%), explicada por la mayor dinámica del comercio (7,0%) y otros servicios (5,2%). Por su parte, el sector secundario (industrial) también acompaña esta tendencia, con una revisión al alza a 5,4%, impulsada por el buen desempeño de la construcción y la manufactura. Con estos resultados, el PIB que excluye la agricultura y las binacionales registraría una expansión de 5,3%, 0,9 puntos porcentuales, por encima del pronóstico del informe anterior.
Agrega que desde la perspectiva del gasto, la revisión al alza del pronóstico responde principalmente al mayor
crecimiento de la demanda interna. Dice que destaca el ajuste significativo en la formación bruta de
capital fijo (inversión), cuya proyección de crecimiento se eleva de 8,5% a 16,8%, reflejando el mayor
dinamismo en la importación de maquinarias y equipos, así como la buena dinámica del sector de la
construcción. Sostiene que el consumo privado y público evolucionan en línea con lo anticipado, manteniendo las proyecciones del IPoM anterior.
Añade que en el sector externo, y en congruencia con la mayor demanda interna, las importaciones han sido revisadas al alza, de 4,0% a 5,9%, mientras que las exportaciones mostrarían una expansión ligeramente superior a la prevista, situándose en 1,5% (un ajuste de 0,2 puntos porcentuales). Esta mejora en las exportaciones se sustenta en el buen desempeño de las reexportaciones y en el mayor volumen estimado de exportación de maíz.
SE ESPERA UNA INFLACION DE 3,5% AL CIERRE DEL 2025
Por otra parte, refiere que la proyección de inflación para 2025 se mantiene en 4,0%, con una convergencia esperada hacia la meta del 3,5% en el 2026 (tabla C). A diferencia de lo anticipado en el informe anterior, los precios de los alimentos no mostraron la reversión esperada, especialmente en el caso de productos cárnicos y otros componentes volátiles del IPC, que continuaron registrando incrementos durante el tercer trimestre.
Además, la inflación de bienes sin alimentos ni energía mostró una menor tasa de variación que la anticipada, influida principalmente por la apreciación del tipo de cambio, que ha contribuido a moderar los precios en ese rubro, compensando las presiones inflacionarias derivadas de los alimentos. Asimismo, no se observan presiones relevantes provenientes de la actividad económica —tanto interna como externa— ni de la evolución de los precios internacionales de los commodities. En ausencia de nuevos choques, se prevé que la inflación cierre 2025 en 4,0%, convergiendo hacia la meta del 3,5% durante el 2026.














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