Diez años atrás, dos niños en edad escolar, Luis y Osvaldo, sufrieron graves quemaduras a causa de un accidente eléctrico, lo que les provocó la amputación de ambos brazos y piernas, largas estadías en el Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas (CENQUER), más de 30 días de terapia intensiva, más de 40 días en sala y muchos meses de recuperación, en rehabilitación.
Los, aquel entonces, niños tuvieron que superar la adversidad de despertarse un día de la terapia y encontrarse con los cuatro miembros amputados, pasaron por mucho para volver a salir adelante, mucho trabajo del equipo multidisciplinario del CENQUER, psicología, servicio social, médicos, cirujanos, enfermeros, fisioterapeutas, nutricionistas, pediatras, terapistas, un equipo muy grande acompañándolos desde el accidente hasta el día de hoy que ya son adultos de 22 y 23 años.
“Seguimos ayudando a estos pacientes, nunca abandonamos a un paciente, si no siempre le hacemos el seguimiento, cómo están, qué necesitan”, refieren los profesionales del nosocomio.
Recordaron, además, que los niños pudieron ir a México para la confección de sus primeras prótesis, gracias al apoyo de la organización Shriners Paraguay. Con el paso del tiempo, ambos crecieron y se desarrollaron, por lo que las prótesis ya no eran prácticas para ellos.
En este sentido, recientemente, el CENQUER en coordinación con los Shriners Paraguay, pudieron brindarles a estos jóvenes unas prótesis para adultos, que les permitirán llevar una vida más independiente y plena.
“Para nosotros es importante seguir apoyando a nuestros pacientes para que tengan una mejor calidad de vida, es especial ver la alegría de ellos, ver la sonrisa en sus rostros y también recalcar que Osvaldito y Luisito son trascendentales para nosotros por la experiencia vivida, forman parte del club de ayuda y autoayuda del establecimiento, cuando tenemos pacientes con lesiones similares”, indicaron desde el Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas.
Osvaldo y Luis son un ejemplo de superación para todos aquellos que enfrentan adversidades. Su historia es una inspiración para seguir adelante y no rendirse ante las dificultades. Cuando el CENQUER tiene a un paciente con un caso similar, los llama para que compartan su experiencia y brinden su apoyo, el testimonio que brindan a pacientes y a sus familiares es un aliento y una esperanza.
Osvaldito es un ferviente admirador de Cristo, trabaja en una iglesia como voluntario y puede, gracias a las prótesis, realizar viajes en diferentes países, llevando la palabra. Igualmente, Luisito ahora puede retomar sus estudios con sus prótesis nuevas, ya que nunca quiso abandonarlos, incluso durante su estadía en el CENQUER.
El coraje, la valentía y las ganas de seguir adelante, junto con el apoyo correspondiente y las prótesis que son una herramienta fundamental, permitieron a estos pacientes que hoy conocemos, y a muchos otros, alcanzar sus metas, realizar actividades cotidianas y participar plenamente en la sociedad.
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